Entre los alimentos que solemos evitar al momento de perder peso se encuentran las frutas desecadas debido a que por tener menos agua, concentran nutrientes y calorías, sin embargo, a favor de ellas hoy dejamos cuatro razones para consumirlas si quieres adelgazar.
- Favorecen la saciedad y ayudan a reducir el hambre para disminuir el consumo energético, quizá debido a su alto contenido en fibra. De hecho, se ha demostrado que la ingesta de ciruelas pasas antes de las comidas reduce el consumo posterior.
- Son excelentes fuentes de antioxidantes sobre todo, compuestos fenólicos que destacan en los higos secos y ciruelas pasas, tal como ha concluido un estudio.
- Concentran buenos nutrientes como minerales y vitaminas, entre los que destaca la vitamina E, el calcio, el potasio, el hierro y otros.
- Son fáciles de trasladar e ideal para calmar los deseos de dulces entre horas, ya que ofrecen azúcar de manera natural pero no aportan calorías vacías sino que su sabor dulce es acompañado de valiosos nutrientes y propiedades.
Todos estos motivos vuelven a los frutos deshidratados en aliados al momento de perder peso cuidando la salud y llevando una dieta equilibrada, pues además, se ha vinculado su consumo con un menor peso corporal, una menor circunferencia de cintura y una dieta de mejor calidad.
¿Cuánto consumir?
Como todo, el equilibrio es fundamental al momento de ingerir alimentos y caer en excesos puede ser un grave error. Sin embargo, podemos reemplazar una de las porciones de frutas frescas del día por frutas desecadas a nuestra elección.
Una pieza de fruta fresca es equivalente a un pequeño puñado de uvas pasas, a 3 orejones grandes de melocotón o higos secos y a 5 orejones de albaricoques o ciruelas pasas.
Para comer entre horas, saciarnos con buenos nutrientes y disfrutar de un dulce saludable, las frutas desecadas son una buena opción que lejos de obstaculizar la pérdida de peso puede ayudarte a lograrla.
Bibliografía consultada | Eating Behavior, Volume 11, Issue 3, August 2010, Pages 201–203; Journal of the American College of Nutrition, Volume 24, Issue 1, 2005; y Nutrition Research, Volume 31, Issue 6, June 2011, Pages 460–467.
Imagen | iStock
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