Según un estudio publicado en la revista Nutrition & Diabetes, podríamos enseñar a nuestro cerebro a tener apetencia por los alimentos saludable. Aunque todavía hacen falta más investigaciones en esta vía, tal y como resaltan los autores del estudio, es interesante poder contar con otro recurso para hacer frente a la obesidad.
La clave está en los sistemas de recompensa y placer de nuestro cerebro al comer, en que sintamos la misma satisfacción que tenemos al comer alimentos azucarados o ricos en grasas por su sabor, pero con alimentos considerados más saludables. Asociando así a los alimentos saludables con alimentos que nos apetecen comer.
En las personas obesas, los sistemas de recompensa y del placer suelen ser muy fuertes ante alimentos calóricos como los alimentos azucarados y altos en grasas. De ahí que en personas obesas las ganas de comer suelan ser mayores, apareciendo una especie de círculo vicioso obesidad-apetito.
Aunque en el estudio solo había una muestra de 13 personas, parece que hay indicios que apuntan a que podríamos educar a nuestro cerebro para que sienta placer al comer alimentos menos calóricos y entendidos como saludables. Al igual, disminuiría el placer y la apetencia por alimentos más azucarados y grasos.
Este estudio me recuerda, en parte, a cuando hablamos de ambiente obesogénico y la influencia que ejerce lo que tenemos a nuestro alrededor y la educación que recibimos, en lo que comemos. ¿Si estuviésemos rodeados de personas que comiesen sano, acabaríamos nosotros comiendo sano? Probablemente, sí.
Si convencemos a nuestro cerebro de que los alimentos sanos son los que nos apetene comer, se daría un paso importante para luchar contra la obesidad. Desde luego, nuestro cerebro ejerce un papel muy importante a la hora de combatir y evitar la obesidad.
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Vía | Xataka
Imagen | Thinkstock
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