Rocky balboa madrugaba para entrenar y prepararse para sus combates de boxeo. Sacaba de la nevera algunos huevos, rompía la cáscara, los echaba a un vaso y se los tomaba de un trago. La ciencia nos dice que seamos como Rocky y tomemos huevos como fuente saludable de proteína y grasa, pero también nos muestra que hay que madrugar unos minutos más para cocinar dicho alimento.
Huevo cocinado versus no cocinado: ¿quién es el ganador?
La evidencia científica ha demostrado que los huevos crudos tienen una peor cinética de digestión y absorción en comparación con los huevos cocidos. En resumidas cuentas: aprovechamos mejor los nutrientes de los huevos si los cocinamos.
De hecho, se ha informado que los huevos crudos muestran solo un 51% de digestión de proteínas y absorción de aminoácidos, mientras que los huevos cocidos muestran un 91% en dichos procesos. Estos datos demuestran que cocinar los huevos afecta a la cantidad de proteína que aprovechamos, respecto a la proteína que ingerimos.
De resultados como este surgió la frase "no somos lo que comemos, somos lo que asimilamos". Cualquier alimento tiene unos nutrientes que se digerirán y absorberán de forma distinta según su forma de cocinado y el grupo de alimentos con el que se consuma.
A mejor digestión y absorción de proteínas mejor adaptación del músculo esquelético
Si podemos digerir y absorber el 91% de los huevos que comemos, ¿por qué perder un 40% al tomarlos crudos? Por supuesto, sin entrar en el "trago" que supone adaptarse a consumir los huevos crudos. Esa diferencia a la hora de aprovechar la proteína que consumimos de los huevos tiene un papel fundamental en la síntesis de proteínas musculares.
La síntesis de proteínas musculares es el proceso por el que se producen las adaptaciones después del entrenamiento que hacen que nuestro músculo crezca o se haga más fuerte. Los huevos cocidos aumentan de forma considerable las concentraciones de aminoácidos esenciales que pueden ser aprovechados por la musculatura después de entrenar.
La misma cantidad de huevos crudos generaba una disposición mucho menor de los aminoácidos esenciales, por lo que el músculo tenía menos posibilidades de utilizarlos.
Duerme más que Rocky Balboa y cocina los huevos para ganar más músculo
De la película de Rocky hemos aprendido dos lecciones que no tenemos que hacer. La primera es no despertarnos a las cuatro de la mañana para entrenar, porque el descanso forma parte principal en las ganancias de masa muscular. Duerme ocho horas y entrena después.
La segunda es que beber cinco huevos crudos queda muy bien en el cine, pero esos huevos se digieren y absorben mucho mejor si se cocinan, ya sea hervidos, forma de tortilla o como unos huevos revueltos. No somos nosotros los que nos estamos montando una película con este tema, sino que lo dice el último estudio publicado en la prestigiosa The Journal of Nutrition.
Una tercera lección que Rocky sí nos enseñó acertadamente es que nada golpea más fuerte que la vida, pero no importa lo fuerte que golpeas, sino lo fuerte que pueden golpearte, y lo que aguantas mientras avanzas. Si tú sabes lo que vales, ve y consigue lo que mereces. Tú eres capaz de todo.
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Imágenes | Extracto de película Rocky Balboa