Consumir frutas y verduras a diario es siempre recomendable, y entre éstas, el calabacín es una hortaliza que podemos conseguir casi todo el año. Te contamos sus propiedades, beneficios y cómo usarlo en la cocina.
Las propiedades del calabacín
El calabacín pertenece a la familia de las cucurbitáceas y resulta un vegetal con muy bajo contenido calórico, ya que no alcanza a las 20 kcal por cada 100 gramos debido a su alto contenido acuoso.
Entre sus nutrientes destaca la presencia de hidratos de carbono complejos con un mínimo de proteínas, siendo casi nulo su aporte de grasas.
Con un moderado contenido de fibra, el calabacín puede contribuir a reducir la densidad calórica de muchos platos e incrementar su poder saciante, agregando algunos micronutrientes de calidad como el potasio, magnesio, fósforo y vitaminas del grupo B entre las que destaca la vitamina B6 y el ácido fólico.
Como otros vegetales, el calabacín es fuente de compuestos fenólicos con efecto antioxidante y antiinflamatorio en nuestro organismo que se traducen en múltiples beneficios para la salud.
Los beneficios del consumo de calabacín
El calabacín, debido a su escasa densidad calórica y su riqueza en agua así como en fibra, puede ser de gran ayuda para quienes buscan perder peso, pues contribuye a reducir las calorías de los platos sin modificar su volumen, e incrementando su poder saciante.
Su bajo contenido en sodio y su riqueza en potasio así como en agua convierten al calabacín en un vegetal de utilidad para quienes buscan cuidar la salud cardiovascular.
Incluso, estudios realizados en roedores señalan que el consumo de calabacín puede atenuar los factores de riesgo de enfermedad coronaria ante una dieta alta en grasas.
Por otro lado, constituye una hortaliza muy hidratante cuyas propiedades antiinflamatorias y antioxidantes pueden contribuir no solo a la prevención de enfermedades cardiovasculares sino también, de otras vinculadas al metabolismo y mediadas por procesos inflamatorios como por ejemplo, la diabetes, el cáncer, la obesidad y otras.
Se trata de una hortaliza que no podemos dejar de aprovechar para enriquecer nuestros platos con nutrientes de calidad y beneficiar con su ingesta la salud del organismo.
Cómo usar calabacín en la cocina
Para incluir calabacín en nuestra dieta podemos consumirlo en crudo previo lavado adecuado o bien, cocinarlo con diferentes métodos de cocción. En todos los casos, el calabacín pierde humedad, especialmente en salteados, sobre todo si el calabacín estaba previamente congelado.
Por todo esto, recomendamos utilizar el calabacín fresco y con su piel o bien, cocinarlo al vapor, salteado, a la plancha o al horno, en diferentes platos.
Para aprovecharlo podemos elaborar un salteado de calabacín con gambas, una ensalada de calabacín a la plancha con queso feta, una crema ligera con calabacín y pimiento amarillo, un salteado de calabacín con soja texturizada y sésamo apto para veganos, o bien un calabacín con huevos al horno ideal para preparar en minutos.
Claramente el calabacín es una hortaliza con valiosas propiedades y muchos beneficios para ofrecer al organismo, que fácilmente podemos sumar a nuestra dieta en platos diversos y nutritivos.
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