El calambre muscular es una contracción involuntaria dolorosa que se produce cuando algo no va bien en nuestro cuerpo mientras nos ejercitamos. Puede ser que estemos deshidratados, tengamos un desequilibrio de electrolitos o nuestro sistema nervioso esté algo alterado. ¿Qué hacer entonces si en plena faena nos da un calambre?
Lo primero de todo es parar la actividad. Igual al momento el calambre se va, pero si volvemos a la carga lo más seguro es que el calambre se vuelva a producir. Lo que tenemos que intentar es relajar la musculatura, para eso estira suávemente el músculo (sin forzar) y da un pequeño masaje en la zona.
Si el calambre ha sido fuerte y ha llegado a provocar dolor, que será lo más frecuente, deja por hoy el entrenamiento, si sigues forzando lo más normal es que puedas lesionarte. Tienes que empezar a pensar entonces qué ha provocado el calambre: ¿has calentado bien antes de empezar?, ¿te has hidratado adecuadamente?, ¿tu alimentación es correcta?, ¿hago bien el gesto deportivo?, ¿he realizado un gesto brusco o tirón fuerte?.
Un buen calentamiento es crucial para empezar a nutrir y lubricar el músculo, así lo preparamos para la parte dura del entrenamiento. Una hidratación antes, durante y después no puede olvidarse, sobre todo en deportes de larga duración. No olvides ingerir a diario, frutar, verduras y hortalizas, ellas nos dan los minerales necesarios para que no se produzcan desequilibrios. Pregunta a tu entrenador o monitor si el gesto que haces es correcto, una mala técnica puede forzar ciertas zonas del músculo y desencadenar el calambre. Cuando vayas a incrementar la intensidad hazlo de manera progresiva, para no pillar de sorpresa al músculo y que como mecanismo de defensa ante tanta intensidad provoque el calambre.
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