Para muchas personas la carrera es una actividad muy importante en su vida cotidiana, ya que es la principal actividad deportiva que realizan y mediante la cual buscan trabajar su cuerpo para mantenerlo en plena forma. Por este motivo, como ya hemos visto en anteriores ocasiones, es necesario que sigamos un control mediante la conocida como prueba de esfuerzo para saber hasta dónde podemos llegar. Pero existe una pregunta que nos hacemos muchos, y es si esta prueba es suficiente o por el contrario debemos hacernos otras más.
La prueba de esfuerzo determina muy bien nuestras características físicas frente a una actividad como es la carrera en la que requerimos un mínimo de preparación física. Una prueba de esfuerzo es necesaria si la carrera formará parte importante de nuestra vida, ya que si no la llevamos a cabo podemos llevarnos algún que otro susto. Esto puede ser el mínimo, pero podemos enriquecer mucho más las pruebas con otros tipos de test.
Conseguir una salud de acero es la meta de todos los que practicamos deporte, y esto precisamente es lo que perseguimos con la carrera. Por ello la prueba de esfuerzo nos determinará si es un tipo de actividad que nos hará bien y que se adecue a nuestras características físicas. Pero muchas veces la prueba de esfuerzo no es suficiente, pues no saca a la luz problemas pequeños que apenas se ven, pero que poco a poco irán creciendo y poniendo en riesgo nuestra salud.
Antes de nada debemos saber que la prueba de esfuerzo debe realizarse una vez al año si la carrera ocupa una parte importante de nuestra actividad física. Es una buena manera de estar controlados en todo momento y ver que todo se desarrolla con normalidad. A pesar de todo, algunas variables como pequeñas anomalías cardiacas no se aprecian con esta prueba.
Ecocarfiografía
Para medir las pequeñas anomalías cardiacas debemos realizar otro tipo de prueba complementaria. La conocida como ecocardiografía nos ayudará a determinar las condiciones de nuestro corazón. Esta prueba nos dará una pista más fiable de hasta dónde podemos llegar, y si corremos el riesgo de agravar un problema cardiaco por medio de la carrera y del sobreesfuerzo de este órgano mediante el ejercicio físico.
Electrocardiograma
Un electrocardiograma también es una buena prueba además de la ya conocida prueba de esfuerzo. Éste nos ayudará a determinar si nuestras pulsaciones y ritmo cardiaco son las adecuadas. Es una buena manera de descartar cualquier anomalía, aunque con la prueba descrita anteriormente sería suficiente, pero se puede realizar ésta en vez de la anterior y así tener una información mucho más completa de nuestro estado físico.
Prueba de respiración
Llevar a cabo una prueba de respiración para determinar el estado de nuestros pulmones es una buena manera de estar mucho más seguros de que la práctica de la carrera no nos va a traer consecuencias negativas. Simplemente se trata de una prueba sencilla donde se medirá la capacidad pulmonar que tenemos mediante varias pruebas en las que descartarán enfermedades y demás trastornos que afectarán al desarrollo de la actividad aeróbica.
Estas pruebas no es necesario que nos las realicemos todos los años, sino que simplemente debemos tenerlas presentes en momentos clave, por ejemplo cuando comenzamos a correr de manera habitual, cuando queremos aumentar las rutinas o nos lanzamos a participar en torneos y demás certámenes de atletismo.
Imagen | USP Hospitales
Ver 11 comentarios