Mañana tiene lugar una de las maratones más jóvenes de nuestro país: la tercera edición de la EDP San Fermín Matahon, con carreras de 42, 21 y 10 kilómetros. Unas semanas antes de su fiesta grande, las calles de Pamplona acogerán a los corredores que deseen disfrutar de esta carrera con gran ambiente.
Unas figuras importantes en cualquier carrera, y mucho más en una maratón, son las liebres: esos corredores que nos acompañan durante todo el recorrido y nos ayudan a marcar el ritmo y a mejorar nuestras marcas de carrera. Para que conozcamos su trabajo y sepamos qué se siente al ser corredor de esta manera tan especial hemos hablado con Guillermo Minchinela (@NovatilloTotal en las redes sociales), corredor popular (podéis seguirle en su blog) y liebre por segundo año consecutivo en la EDP San Fermín Marathon.
¿Cómo te embarcaste en la aventura de ser liebre en una carrera? ¿Te lo propusieron o lo pediste tú?
En mi caso me lo propusieron. Conozco gente que está metida dentro de la organización del San Fermín Marathon, el maratón nocturno que se corre en Pamplona en junio, y tanto a ellos como a mí les pareció una oportunidad maravillosa poder tener liebres pamplonesas en el maratón de mi propia ciudad. Ya estuve el año pasado como liebre de maratón de 4 horas, y este año repito.
¿Se requiere una preparación especial para ser liebre en una carrera?
Si la organización de la carrera ha pensado en un buen sistema de liebres, lo lógico es que la liebre corra en un ritmo que le resulte cómodo. Por eso no hace falta un entrenamiento específico para ser liebre. Pero lo que está claro es que tienes que entrenar fuerte, más fuerte que el ritmo que te exigen, porque tienes que poder llegar al día de la carrera preparado para hacer ese ritmo y esa distancia con mucha, mucha comodidad. Hay que pensar que la liebre no debe fallar y qué tiene que estar atenta a cualquier contingencia que pueda pasar en carrera, y tiene que facilitar el trabajo de los corredores que vienen con ella.
¿Cómo te entrenas para hacer un ritmo específico?
En los entrenamientos me gusta mezclar ritmos, es importante tener memorizado el ritmo al que vas a salir el día de la carrera en la que hagas de liebre porque no debes lanzarte ni quedarte corto de ritmo. Yo, en las carreras en las que he ido con una liebre, agradezco que la liebre corra como un metrónomo, kilómetro a kilómetro marcando siempre los mismos ritmos, sin tirones. Yo quizás tengo cierta facilidad para memorizar ritmos por qué en tres o cuatro entrenamientos a ese ritmo ya puedo llevarlo corriendo, si bien, con este invento de los GPS es todo es mucho más sencillo.
Luego, una vez avanzado el entrenamiento me gusta mezclar ritmos y darme un poco más de caña para poder así forzar un poco la sensación de esfuerzo que pueda tener durante la carrera. Eso sí, como soy un poquito maniático el día de la carrera me preparo pulseras de tiempos para poder ir comprobando kilómetro a kilómetro que vamos en el ritmo correcto.
¿Estás entrenando más, menos o igual que para una de tus citas deportivas habituales?
Hay que entrenar con mucha responsabilidad; no sé si más o menos que para cualquier carrera. Pero tienes que pensar que la carrera en la que la organización ha confiado en ti pasa a ser inmediatamente una carrera objetivo. En cualquier carrera que corres tú individualmente, si pinchas no pasa nada más allá del cabreo que puedas cogerte. Pero si fallas siendo liebre en una carrera estás fallando a la confianza que ha puesto en ti la organización y la gente que corría en tu grupo.
¿Qué sentimientos te invaden antes, durante y después de la carrera?
Los sentimientos son muy diversos, pero muy agradables. Antes de la carrera mucha responsabilidad. No te das cuenta de que vas a ser el líder de un equipo hasta que llegas a la salida y la gente empieza a preguntarte cosas, y a decirte eso de "yo voy a correr contigo".
Durante la carrera la sensación que prima es la de que corremos en equipo. Tengo muy claro que no es mi carrera: es su carrera, la de los que vienen conmigo. Yo soy un poco payaso y me gusta jalear a la gente que corre conmigo, ayudarles en los avituallamientos cogiendo bebida de más, o dándoles pautas de lo que nos vamos a encontrar en el recorrido, tipo "cuidado con la siguiente cuesta: bajad despacio sin lanzaros". Ese tipo de cosas. Incluso en ocasiones me dirijo al público para que anime a la gente que viene conmigo. Todos sabemos que un aplauso como un grito de ánimo o una sonrisa es el mejor avituallamiento cuando vamos un poco fastidiados.
¿Con qué te quedas de todas las cosas que has vivido siendo liebre?
Con el agradecimiento de la gente que corre contigo. Una cosa curiosa: cuando vas corriendo de liebre la gente te cede el paso y te deja un espacio delante para que puedas correr cómodamente, y es de agradecer. Parece lo lógico si vas a acompañar a una liebre que sea él el que encabece el grupo, pero al principio es una situación que me llama la atención. También me gusta mucho girar la cabeza y buscar referencia en las caras de los corredores para ver cómo van de fuerzas. Y siempre la gente te sonríe, como queriéndote dar las gracias con la mirada.
¿Es una experiencia que recomendarías a otros corredores?
Es una experiencia brutal: por supuesto que lo recomendaría. Es un modo de ayudar a la gente que quizás tenga algo menos de nivel que tú. Eso sí, creo que para ser una buena liebre tienes que llevar bastante tiempo en el mundillo runner y, sobre todo, haber hecho muchos kilómetros corriendo. Tienes que ser humilde a la hora de decidir en qué tiempo correr y conocerte bien para saber que eres capaz de cumplir con ese tiempo. Y hay que tener la cabeza bien fría y recordar que lo importante no es tu marca: lo importante es acompañar a tu grupo de corredores a conseguir sus marcas
¿En qué carrera te gustaría participar y para quién te gustaría hacer de liebre?
Yo soy liebre en un maratón pequeño. En la primera vuelta corremos juntos los corredores de la media y el maratón y ahí sí que llevas un grupo más o menos importante de corredores. Pero luego nos quedamos un poco solos. Tiene que ser muy bonito ser liebre en las carreras que hay en las grandes ciudades donde cada liebre es responsable del ritmo de un centenar de corredores o incluso más. O sea que si me lee el organizador de alguna de esas carreras, que me fiche, que salgo muy barato, jajajaja.
De todas formas, no todo es ser liebre en una gran carrera: todos tenemos a nuestro alcance la posibilidad de ayudar a cumplir su marca a nuestros amigos, pareja, o familiares que quizás tienen menos nivel atlético que nosotros. Y es una experiencia también muy bonita y muy gratificante.
Esperamos que mañana en la maratón salga todo a pedir de boca y desde aquí deseamos muchísima suerte a todos los corredores.
Imágenes | Guillermo Minchinela
En Vitónica | Las liebres en las carreras populares, motivándote a alcanzar tu objetivo