Las bicicletas, paulatinamente, siguen tomando las ciudades y se erigen como una alternativa saludable y menos contaminante a la hora de movernos por ellas. Hoy mismo el servicio de bicicletas eléctricas BiciMad ha anunciado la nueva ampliación de su servicio, con 460 nuevas bicis, 42 nuevas estaciones y saliendo por primera vez fuera de la M-30 (el anillo que rodea la capital).
Esto, sumado a los nuevos carriles bici que se han construido en los últimos meses, facilita enormemente la movilidad ciclista en Madrid, aunque todavía les queda mucho trabajo por delante.
Si eres de los que todavía no se mueve en bici por la ciudad, sea cual sea la tuya, te damos siete razones por las que pasarte a las dos ruedas y por las que utilizar la bicicleta para acudir a tu trabajo y para moverte en tu tiempo de ocio. ¿Te animas?
Porque la bici no contamina
Tenemos un problema de contaminación en las grandes ciudades, y el uso masivo del transporte particular contribuye enormemente a que esto no cambie. ¿Qué podemos hacer nosotros como particulares para colaborar a que esto no siga así? Entre otras cosas, utilizar el transporte público y, si podemos, movernos en un medio de transporte que no sea contaminante, como por ejemplo la bicicleta.
Según un estudio del MIT, la huella de carbono que genera un ciclista es de aproximadamente 33 gramos de dióxido de carbono por persona y milla recorrida; si lo comparamos con los 382 gramos de dióxido de carbono que genera un coche por pasajero y milla recorrida aproximadamente, podemos ver cómo movernos en bici puede marcar una gran diferencia a la hora de mejorar la calidad del aire de nuestras ciudades.
Porque la bici puede mejorar nuestra salud cardiovascular
Hemos hablado en anteriores ocasiones de lo sencillo que es que nos pasemos más de diez horas al día sentados: si sumamos las horas que pasamos en el trabajo, las que pasamos en el transporte público y las que pasamos en casa frente a la televisión, podemos ver como una gran parte de nuestro día nos encontramos en posición de sedestación.
Movernos más en nuestro día a día, esto es, incluir una mayor actividad física diaria (que no deportiva, eso iría en un aparte) debe ser uno de los buenos propósitos que nos marquemos siempre que queramos mejorar nuestra salud. En este sentido, movernos en bicicleta a través de la ciudad, usándola como medio de transporte (no como medio de entrenamiento) puede ayudarnos a mejorar nuestra salud cardiovascular mejorando la función de nuestro corazón, nuestros pulmones, beneficiando la circulación de las piernas y, con cuestas como las de la ciudad de Madrid, mejorando también nuestro tono muscular.
Porque moverse en bici supone ahorrar
Moverse en coche en una gran ciudad es caro: al coste de compra del coche hay que sumar el combustible, las revisiones y puesta a punto, el seguro, los permisos de circulación (de coche y conductor) y, en muchas ciudades, el coste del aparcamiento debido a las zonas de estacionamiento regulado (y puede ser más caro aun en función de lo contaminante que sea tu coche).
Movernos en bicicleta en una gran ciudad sale muchísimo más barato: no solo supone un ahorro en cuanto a todo lo nombrado anteriormente, sino que además, la mejora de nuestra salud puede suponer también un buen ahorro en servicios médicos.
Porque moverse en bici suele ser más rápido
Los atascos son una de las constantes en las grandes ciudades: atascos para entrar al centro por la mañana, atascos para salir del centro a la hora de volver a casa... Si utilizamos el transporte privado es muy probable que un recorrido que nos debería tomar 30 minutos en condiciones normales nos acabe llevando una hora, con las consecuencias que esto puede tener para nosotros: menos tiempo para dormir o desayunar por las mañanas, menos tiempo para dormir, para dedicarlo al ocio, aumento de los niveles de estrés...
Movernos en bicicleta por la ciudad, sobre todo desde que se han habilitado los carriles bici, es mucho más rápido que hacerlo en coche. Para movernos en bici de forma segura debemos recordar que existen unas normas de circulación que debemos cumplir y que facilitarán la convivencia entre automóviles, bicicletas y peatones.
Porque moverse en bici es un buen antiestrés
Hablábamos antes de los atascos y de cómo estos pueden elevar los niveles de estrés de los conductores que se enfrentan a ellos, generando además frustración y ansiedad tanto a la entrada como a la salida del trabajo.
Al movernos en bicicleta y realizar un trabajo cardiovascular, nuestro cuerpo genera endorfinas u hormonas del bienestar que hacen que esos niveles de estrés se mantengan estables y controlados. Como al conducir cualquier otro vehículo es necesario mantenernos en alerta para evitar posibles peligros, pero la proliferación de ciclistas y la progresiva concienciación de los demás conductores nos hará poco a poco la circulación más sencilla y menos agobiante.
Porque es un ejemplo para los más pequeños de la casa
Si quieres que tus hijos coman sano, lo mejor que puedes hacer no es explicarles por qué deben comer cinco raciones de frutas y verduras al día, sino comenzar por comer de forma saludable tú mismo. Del mismo modo, también en el ámbito de la responsabilidad social con la salud de nuestras ciudades y con nuestra propia salud, somos ejemplo para los más pequeños de la casa.
Los niños tienden a imitar el comportamiento de sus padres: si desde pequeños se acostumbran a un uso habitual de la bicicleta entre los mayores, con un comportamiento cívico cuando vamos sobre las dos ruedas, también ellos lo imitarán cuando les llegue el momento. De este modo estamos facilitando una aproximación a la salud, a los valores, al ejercicio físico y al cuidado del medio ambiente.
Porque favorece otros hábitos saludables
No se trata tanto de eliminar hábitos nocivos como de sustituirlos por otros más saludables, y esto funciona como un efecto dominó: movernos más en nuestro día a día nos hace sentirnos mejor gracias a la generación de endorfinas, y nos anima también a comer mejor, con alimentos frescos y comida real, y a cuidar otros aspectos de la salud como el descanso o la actividad deportiva. Esto incide también en la mejora de nuestro bienestar mental y emocional, que a su vez nos anima a mantener esos nuevos hábitos saludables.
Es la pescadilla que se muerde la cola de los buenos hábitos, y funciona también aplicado a los demás, como hemos apuntado antes con los niños. Estos hábitos saludables son un buen modelo para los más pequeños y también para la gente que nos rodea, siendo una buena ayuda para luchar contra el ambiente obesogénico al que nos vemos sometidos.
Esperamos que estas siete razones sirvan para que alguno más de nosotros se anime a coger la bicicleta, aunque sea de forma puntual, para desplazarse por la ciudad.
Imágenes | iStock
En Vitónica | Soluciones de movilidad urbana saludable: Decathlon presenta sus novedades en bicicletas de trekking, bici eléctrica y patinetes