Llevar una dieta sana y balanceada es imprescindible a lo largo de toda la vida, sin embargo, las diferentes etapas biológicas que atravesamos tienen necesidades nutricionales particulares con las que demos cumplir para prevenir enfermedades y vivir con salud.
Además, el cuerpo cambia con los años y con el, se modifican lo requerimientos nutricionales. Por lo tanto, la alimentación debe cubrir las necesidades de nuestro organismo y contrarrestar los efectos del los cambios propios del paso del tiempo.
En el inicio de la vida es indispensable que la alimentación sea acorde a la maduración de nuestro cuerpo, por ello, el mejor alimento para los primeros 6 meses de vida es la leche materna, que de aquí en adelante requiere de la ayuda de alimentos sólidos de fácil digestión por un organismo en crecimiento.
En la edad escolar es fundamental la realización de un mínimo de 4 comidas diarias e incluir alimentos varios, sobre todo frutas y verduras crudas, que podrán incluirse en nuestros hábitos para el resto de la vida. Por supuesto, en esta etapa no pude faltar el hierro, calcio y proteínas necesarias para crecer saludablemente.
Llegando a la adolescencia, cuando la comida chatarra y entre amigos es la protagonista, debemos prestar atención al equilibrio dietario y no dejar de lado la práctica de actividad física. Asimismo, no podemos olvidar los lácteos y frutas que en este momento de la vida corren peligro de extinción.
Entre los 20 y los 35 años, en la adultez joven, experimentamos con frecuencia la independización de la familia, lo cual provoca desórdenes en nuestra dieta. Por lo tanto, debemos recordar que la planificación será una valiosa estrategia para no incrementar el peso involuntariamente.
Además, en esta etapa suelen venir los hijos, y es durante el embarazo donde padres y madres deben cuidar de su dieta, en la que no puede faltar frutas y verduras, fuente de ácido fólico y minerales. Asimismo, no podemos dejar de lado las grasas de buena calidad que podemos encontrar en los pescados, frutos secos, o aceites vegetales que contribuirán al desarrollo fetal adecuado.
Después de los 35 años y hasta llegar a los 45, debemos cuidar más que nunca nuestra dieta, pues las hormonas empiezan a hacernos frente y debemos superar su influencia así como el paso del tiempo.
Por eso, es en este momento donde más importa la ingesta de alimentos antioxidantes, que previenen el efecto de los radicales libres sobre nuestro cuerpo. De igual forma, los cambios en la composición corporal podrán ser superados con éxito mediante la práctica de actividad física que mejore la forma física y capacidad cardiovascular.
Después de los 45 años, tanto hombres como mujeres sufren los profundos cambios hormonales bajo el nombre de andropausia y menopausia, respectivamente. Entonces, debemos colaborar y amortiguar sus efectos mediante la ingesta de calcio a través de productos lácteos desnatados, pues en este momento biológico nuestro cuerpo no requiere de gran cantidad de grasas.
Además, no perdamos de vista las fuentes alimentarias de antioxidantes, como son las frutas, verduras pescados, aceites vegetales, y frutos secos.
Otro aspecto a tener en cuenta es que nuestro cuerpo disminuye el metabolismo a medida que se incrementa la edad, por lo que debemos mantener la ejercitación física y reducir levemente las calorías que ingerimos en nuestra dieta.
El estreñimiento es otro factor que con frecuencia caracteriza a los organismos de más de 50 años, por eso, es fundamental el consumo de fibra mediante cereales integrales, legumbres, frutas y verduras crudas.
La alimentación nos acompaña durante toda la vida, por lo tanto, al igual que el ejercicio físico, debe modifcarse según las necesidades que varían de acuerdo a las etapas biológicas y la edad en que vivimos.
Así como existe una alimentación aconsejable para cada enfermedad, existen alimentos que no podemos olvidar según nuestra edad.
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