En los últimos años hemos escuchado que la paleodieta es la mejor alternativa para enfrentar las altas cifras de obesidad que nos acechan, sin embargo, las características de esta dieta y su implementación en el 2011 la vuelven una solución poco real para el sobrepeso.
No podemos denominarla dieta milagro porque no promete una solución mágica, no pone en riesgo la salud ni es parte de un gran negocio, pero si podemos decir que la paleodieta, basada en frutas, verduras, semillas, frutos secos y carnes, es una dieta poco real al sobrepeso en el siglo XXI.
La dieta paleolítica propone imitar la dieta de nuestros antepasados, donde los cereales refinados no existía y cuando la industría no tenía presencia en la obtención de alimentos, por ello, en la paleodieta bunda la fibra, están presentes en gran medida los alimentos de origen vegetal y las carnes deben ser lo más magras posibles, porque antes, las carnes eran derivadas de animales de caza y pesca, con gran porcentaje de masa muscular y muy poca grasa en su organismo.
Esta dieta por supuesto, en un contexto diferente tiene grandes beneficios para la salud. Además, nuestros antepasados, los consumidores de este tipo de alimentación, tenían un alto gasto calórico, producto de las actividades de caza y recolección que desempeñaban para obtener alimentos.
En la actualidad, parte de la responsabilidad de las altas cifras de sobrepeso la tiene nuestra dieta caracterizada por muchos productos indutrializados y muy poca cantidad de granos enteros y fibra. Sin embargo, las actividades que desempeñamos también son diferentes, nuestro gasto calórico es inferior, al menos el dependiente del esfuerzo físico diario, y el ambiente que nos rodea es notablemente distinto.
En el siglo XXI la paleodieta es una solución poco real al sobrepeso, porque llevando una dieta con estas características pero viendo a nuestro alrededor cantidad de productos de bollería, de alimentos preelaborados de fácil utilización, verduras congeladas y demás, es muy difícil no consumir nada de ello. Entonces, alternar entre paleodieta y alimentación actual puede ser peor que si consideramos las ventajas de la dieta de nuestros antepasados y las insertamos en la dieta del siglo XXI.
Es decir, si procuramos consumir más semillas, frutas y verduras, emplear cereales integrales y escoger carnes magras, limitando el consumo de alimentos ricos en grasas y azúcares simples a comidas eventuales, ya estaremos obteniendo beneficios y quizá, sea una forma más real de modificar nuestra mala alimentación actual que trae como consecuencia, entre otras cosas, altas cifras de sobrepeso y obesidad.
Imagen | Mccun934
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