El ayuno intermitente es un método muy empleado para perder peso en el cual se establecen horarios de ingesta y ayuno a lo largo del día. Sin embargo, en algunos casos particulares esta opción no resulta de utilidad para deshacerse de los kilos de más: te contamos por qué no funciona el ayuno intermitente para adelgazar y los errores más comunes que se suelen cometer al llevar este método de alimentación.
Si bien el ayuno intermitente es una opción con beneficios comprobados sobre la salud y como recurso para adelgazar, debemos saber que no es un recurso que podamos aplicar fácilmente o que les sirva a todos por igual.
Algunos errores que podemos estar cometiendo en su práctica y que por ello, no nos permite perder peso son:
Falta de preparación y planificación adecuada
El ayuno intermitente implica alternar períodos de mínimo 12 horas de ayuno (muchas veces más) con horas de ingesta. Como seres humanos de la actualidad, esto no es algo que nos resulte fácil de lograr cuando estamos rodeados de estímulos alimentarios.
Por eso, para adentrarnos en la práctica de un protocolo de ayuno intermitente es fundamental prepararnos y planificar los períodos de ingesta así como las horas de ayuno.
Por ejemplo, puede ser muy útil ir retrasando poco a poco el desayuno o adelantar gradualmente la cena para incrementar las horas de ayuno y así, adaptar nuestro organismo a los períodos prolongados sin ingesta de alimento.
También es clave planificar cuándo ingresaremos alimentos al cuerpo en función de nuestro trabajo, nuestro entrenamiento físico y demás actividades, pues si nos lanzamos a realizar un protocolo 16/8 y hasta el momento desayunamos cada día temprano, realizamos cinco comidas y no podemos comer en el horario que establecimos de ingesta, de seguro algo saldrá mal y no podremos adherir fácilmente al mismo.
El ayuno no es en realidad ayuno
Los períodos de ayuno implican el no ingreso de calorías al cuerpo. Si bien podemos consumir bebidas (y es recomendable hacerlo) éstas deben ser sin energía o con escasa proporción de éstas y muy pobre aporte nutricional para que no interrumpan el objetivo y el método del ayuno intermitente.
En muchos casos ocurre que bebemos batidos, leche, zumos o aguas de sabores con azúcar en su interior durante las horas de ayuno, y ésto sin duda no nos permite respetar las bases del método.
Asimismo puede sucedernos que sin darnos cuenta picoteamos alimentos e ingresamos calorías de forma inconsciente que obstaculizan el logro de un ayuno que de verdad nos permita adelgazar.
Recomendamos beber sólo agua, agua con gas e infusiones sin azúcar ni alcohol u otro tipo de nutrientes con energía durante las horas de ayuno así como también, llevar registro de lo que comemos para detectar posibles picoteos indeseados.
Y durante las horas de ayuno mejor no cocinar, no servir alimentos ni ir de compras al supermercado porque podemos caer en "probar" o picar pequeñas raciones de comida.
Comemos mal y demasiado en las horas de ingesta
Un error habitual cuando realizamos ayuno intermitente es considerar que durante los períodos de ingesta podemos comer cualquier cosa. Esta creencia muchas veces culmina con el consumo de comida chatarra o muy concentrada en calorías que no permite la pérdida de peso ni mucho menos el cuidado de la salud.
Es decir, no podemos concentrar todas las calorías que antes ingeríamos en 24 horas en sólo dos o tres comidas distribuidas a lo largo de 8 horas y resulta fundamental cuidar la calidad de lo que comemos.
Si buscamos alimentos nutritivos y saciantes y los incluimos en cantidades equilibradas en nuestros platos, aunque éstos sean más abundantes al momento de comer durante nuestro ayuno intermitente de seguro nos permitirán adelgazar.
Establecimos ayunos muy prolongados y poco sostenibles
Para que veamos resultados y de verdad nos adaptemos a un ayuno intermitente que gradualmente nos muestre la pérdida de peso y otros beneficios para la salud, es importante que logremos adherencia y que el método sea sostenible en el tiempo.
Un obstáculo para prolongar en el tiempo el ayuno intermitente suele ser el establecimiento de ayunos muy prolongados que vuelven muy compleja su práctica, sobre todo si somos principiantes.
Entonces, pensemos que con 12 horas de ayuno ya podemos comenzar a ver resultados y que si dormimos 8 horas y postergamos la primer ingesta del día así como adelantamos la ultima comida diaria, será más fácil de llevar a cabo.
Lo importante es que podamos sostener varios días y semanas su práctica sin que nos resulte un sacrificio, pues un ayuno muy prolongado puede conducirnos a ello y así, ser la causa por la cual el ayuno intermitente no nos funciona para perder peso.
Simplemente no es el método más eficaz para nosotros
A determinadas personas les sirve mucho el establecimiento de un menú cerrado con comidas preestablecidas, mientras que a otras no. Y las dietas o recursos para adelgazar pueden ser funcionales a unas u otras personas en función de sus particularidades.
El ayuno intermitente no es mágico ni tampoco les sirve a todos por igual, sino que si se presenta mucha ansiedad y apetito constante lo mejor será no apuntarnos a este método que puede incrementar el estrés y la ansiedad en las horas de ayuno. Tampoco servirá si entrenamos varias veces al día o si tenemos una enfermedad que nos obliga a incorporar mucha energía a diario repartida en múltiples ingestas.
Si bien siempre podemos experimentar, con previa preparación y planificación adecuada, la realidad es que también es importante comprender que el ayuno intermitente (como otros recursos para adelgazar) no a todos les funciona de igual manera.
Estos son algunos errores que cometemos al llevar un ayuno intermitente y que no permiten que éste método funcione para adelgazar efectivamente.
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Imagen | iStock y Unsplash
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