A menudo hablamos de cómo la actividad física es capaz de ejercer una gran influencia sobre nuestro organismo; por ejemplo, al hacer ejercicio favorecemos la segregación de hormonas como la serotonina, endorfina y dopamina, que son responsables de esa sensación de bienestar post-actividad física.
Nuestro sistema endocrino se ve influenciado, como vemos, por nuestra actividad física, y una de las disciplinas que podemos practicar para regularlo es el Yoga. Así es como la práctica de algunas asanas de Yoga influye en nuestro sistema hormonal y sobre nuestro sistema nervioso, que actúa de forma paralela.
Para hablar de este tema hemos contado con Susana Pascual, profesora de Hatha Yoga en Madrid y autora del blog Rigbyoga.
Las asanas invertidas
"El hipotálamo es el centro que comunica el sistema endocrino con el nervioso. Es un órgano neuroendocrino. La hipófisis (o glándula pituitaria) está directamente conectada con el hipotálamo y es la glándula que controla todos los sistemas endocrinos y metabólicos. Las asanas que mejor contribuyen a trabajar sobre ella que son principalmente las asanas invertidas", nos cuenta Susana.
Las asanas invertidas son aquellas en las que la cabeza queda por debajo de los pies, en las que estamos cabeza abajo, como pueden ser Sarvanga o la postura de la vela, Sirsasana o posición sobre la cabeza, Prasaritta Padotanasana o postura del gran ángulo…
"El mantener una asana durante un tiempo determinado actuando sobre la glándula en cuestión, provoca una tonificación sobre los tejidos de la glándula abasteciéndola de sangre para su mejor funcionamiento y permitiendo una descarga más equilibrada de hormonas evitando la hiper o hipo secreción".
El "Yoga hormonal" y las mujeres
¿Cómo afecta, especialmente a las mujeres la práctica de Yoga? Existe una tendencia que se conoce como "Yoga hormonal" especialmente dirigido al público femenino que sufre desarreglos hormonales, muchas veces fruto (entre otras muchas causas, porque no suele aparecer una causa única y determinada) del estrés que sufrimos en nuestra vida diaria.
Frente a esto "la práctica continuada y constante de ejercicios de pranayama o respiraciones completas o el pratyahara (concentración mental, preferiblemente visualizaciones de, por ejemplo, paisajes o entornos relajantes para el individuo) hacen que se active el sistema nervioso parasimpático, equilibrando el sistema nervioso autónomo. Se reduce el nivel de estrés y se producen mejoras en síntomas premenstruales, menopáusicos, menos irritabilidad o depresión", según nuestra experta.
Así, el Yoga puede ayudarnos a regular nuestro sistema endocrino, evitando desajustes que pueden repercutir en nuestro estado físico. ¿Te animas ahora a probar una clase de Yoga?
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