Las escápulas aladas son una disfunción de la musculatura de la cintura escapular, que entre otras cosas se encarga de mantener las escápulas próximas a las costillas y de su deslizamiento sobre estas.
Aunque no se considera una patología grave, en las personas que padecen esta disfunción, el borde interno de la escápula se separa demasiado de las costillas lo que puede producir alteraciones en la biomecánica de todo el complejo articular del hombro.
En este artículo te explicamos tres ejercicios que puedes realizar para fortalecer la musculatura escapular y corregir esta disfunción. No olvides consultarlo con tu fisioterapeuta.
Tres de los mejores ejercicios que pueden ayudarnos con las escápulas aladas
Las escápulas aladas pueden tener varias causas, no obstante los objetivos a nivel fisioterapéutico se centran sobre todo en ejercicios correctivos, de estabilización y de estabilización rítmica escapular.
A continuación veremos algunos de ellos.
Wall slides o deslizamientos sobre pared
Tal y como indica el nombre de este ejercicio debemos colocar nuestros antebrazos sobre una pared lisa y deslizarlos sobre la superficie de la misma.
El rango de movimiento es pequeño, dejando que los codos se eleven por encima de la línea paralela con el suelo unos grados y que desciendan otro tanto. Durante este proceso, nuestros antebrazos no se separan de la pared y nuestras escápulas deben estar pegadas a nuestras costillas, deslizándose sobre ellas y moviéndose en un característico movimiento de campaneo.
Scapular push-ups o flexiones escapulares
Aunque este ejercicio puede realizarse exactamente desde la misma posición que una flexión tradicional, es más apropiado apoyar las rodillas y realizar el ejercicio desde una posición de cuadrupedia.
Consiste en dejar que las escápulas se muevan libremente independientemente de la columna. Para esto debes permanecer con los codos extendidos y no dejar que estos o los hombros se muevan.
Plank to hollow hold position
Este ejercicio es semejante al anterior pero con varios niveles más de dificultad.
Partiendo de una posición de plancha tradicional con los brazos extendidos, aproximamos nuestro mentón al pecho provocando una hipercifosis cervical y dorsal y empujamos el suelo hacia abajo y hacia adelante de tal forma que nuestras caderas se eleven hacia arriba.
Durante este proceso debemos dejar que nuestras escápulas se deslicen con fluidez sobre nuestras costillas sin que se separen de estas.
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