Uno de los mitos más divulgados hace una década cuando la ola del fitness estaba en sus inicios es el que concierne a la hipertrofia sarcoplasmática y sarcomérica. Hoy en día todavía son muchos los que las entienden mal y, de hecho, me consta que se enseñan y estudian mal en muchas formaciones.
A continuación veremos en qué consisten y si es posible dirigir el desarrollo muscular hacia una o hacia otra modificando nuestro entrenamiento, no obstante, el error más cometido a la hora de diferenciarlas es el de considerar que una es "funcional" y que la otra es solo "estética". Veremos por qué estas conclusiones a la hora de hablar de hipertrofia sarcomérica y sarcoplasmática son un error y qué sucede exactamente con cada una de ellas.
Diferencias entre hipertrofia sarcoplasmática y sarcomérica
Sería bueno que antes de hablar de los conceptos de sarcoplasmático y sarcomérico habláramos del significado de la palabra hipertrofia. Hipertrofia se refiere al crecimiento de algo, en este caso, de la célula muscular que se encuentra formando parte de nuestras fibras musculares.
Una vez tenemos claro ese concepto podemos diferenciar los de sarcoplasmático y sarcomérico.
- Sarcoplasmático se refiere al incremento de los elementos no contráctiles de la célula muscular. Decir "no funcionales" sería injusto porque cumplen su función, pero no provocan la contracción muscular de forma directa. Hablamos de elementos como ATP, glucógeno, agua, creatina, iones de calcio o hemoglobina.
- Sarcomérico se refiere al incremento de los elementos contráctiles. Aquí "funcionales" podría ser más correcto porque sí que contribuyen de forma directa a la contracción muscular, pero creo que nos hemos entendido. Ahora estamos hablando de la actina y miosina, dos proteínas que establecen puentes entre sí para provocar el acortamiento muscular al traccionar la una de la otra.
Aunque establezcamos unas diferencias a nivel conceptual, lo cierto es que ambas van de la mano. Una no puede ser sin la otra o dicho de otra manera, el incremento de una, en concreto de la sarcomérica, conlleva un incremento proporcional de la otra, de la sarcoplasmática. Y no, no podemos manipular el entrenamiento o la nutrición para provocar el desarrollo de una por encima de la otra.
No obstante, sí que es cierto que de manera transitoria podemos provocar un incremento agudo de la sarcoplasmática si por ejemplo hacemos una carga de hidratos, creatina o sodio, pero se diluiría en dos o tres días.
Qué hay de erróneo en lo que habitualmente suele entenderse al diferenciar ambos tipos de hipertrofia
Lo habitual cuando lees en redes sociales sobre este tema es que exista un favoritismo hacia la hipertrofia sarcomérica al considerarse esta funcional o útil, describiéndola como la hipertrofia deseable o la propia de atletas que tienen una fuerza real o crónica como crossfitters o powerlifters. Además, solía implicar un entrenamiento más pesado con series de repeticiones moderadas o volúmenes de entrenamiento más bajos en general.
Por otra parte, la hipertrofia sarcoplasmática se consideraría no funcional, transitoria y propia de culturistas que entrenaban con altas repeticiones y volúmenes de entrenamiento. Bueno, esto es falso y lo único que provocaba eran "conflictos" entre personas que tenían algo en común: entrenar con pesas en el gimnasio.
Si asumiéramos que un culturista solo obtiene hipertrofia sarcoplasmática esto implicaría un caos celular enorme puesto que las distancias que deberían recorrer las reacciones químicas serían mayores y por lo tanto ineficientes. Pero nada de lo que debamos preocuparnos porque esto no existe ni sucede.
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