El agarre en V típico, clásico y ampliamente repartido por los gimnasios de todo el mundo que se suele usar para hacer remos y jalones en polea no es óptimo si queremos un buen estímulo en nuestros dorsales. Es cómodo, fácil e intuitivo de usar, de hecho, más que cualquier otro agarre probablemente, pero biomecánicamente no es la mejor opción. Es la peor.
Lo habrás visto usar a culturistas o atletas de fuerza de renombre, tanto del pasado como del presente, pero eso no lo avala ya que los físicos que estas personas pueden ostentar no son gracias al uso de este agarre, sino a pesar de él.
En este artículo te explicamos por qué el agarre en V no es la mejor herramienta para tus dorsales y por qué es más conveniente usar otros agarres para hacer remos o jalones.
La biomecánica que te explica por qué no debes usar el agarre estrecho en V
Este tipo de agarre se suele usar en tracciones tanto horizontales como verticales pero no debemos olvidarnos de que cualquier agarre debe permitirnos cumplir con un principio básico de la biomecánica, el de la alineación. Durante las tracciones el principal movimiento que debe realizarse es el de la extensión del hombro y por lo tanto, cualquier variable que nos desvíe de dicha trayectoria va a afectar al estímulo muscular, en este caso del dorsal.
Si analizamos la amplitud en centímetros del agarre en V y la comparamos con la de nuestra caja torácica u hombros nos daremos cuenta enseguida de que esta es notablemente inferior. Esto conlleva una pérdida de alineación desde el principio del movimiento que va acusándose más y más conforme traccionamos y acercamos el agarre a nuestro cuerpo.
Esto implica una cosa y es que hasta la primera mitad del movimiento podemos decir que la extensión del hombro es protagonista, lo cual es bueno, deseable y nos interesa. El problema viene en la segunda mitad donde nos damos cuenta de que a partir de ahí las demandas a nivel de extensión de hombro disminuyen en favor de las de la rotación interna del mismo. Esto ya no nos interesa y no afecta muy positivamente que digamos al estímulo del dorsal.
Expliquémoslo de una forma más gráfica. Imagina que estás en un remo en polea baja y empiezas a tirar de la polea hacia ti. Lo ideal es pensar en deslizar los codos hacia atrás de forma paralela a tus muslos, lo cual es sinónimo de extender el hombro. Lo que sucede con el agarre en V es que al final del movimiento dejamos de estar alineados con la paralela de nuestros muslos y los codos empiezan a abrirse (rotación interna) para terminar de llegar con el agarre a nuestro cuerpo.
¿Qué agarre debería usar?
Usa agarres ligeramente más anchos que la distancia que hay entre tus hombros o, como mínimo, igual. Hay accesorios que permiten enganchar manerales individuales a una distancia que nosotros consideremos deseable aunque una alternativa muy sencilla que todos podemos poner en práctica en nuestros gimnasios es la de anclar manerales individuales a un anclaje común como podemos ver en el vídeo.
Aunque a efectos prácticos pueda parecer que es lo mismo que en un agarre en V, no lo es puesto que al ser dos piezas independientes no nos obligan a rotar internamente los hombros puesto que estas tienen margen para abrirse o separarse entre sí ligeramente hacia el final del movimiento.
Por último, recuerda que en un remo para dorsal no debemos retraer las escápulas ya que esto involucra al trapecio, entre otros, y no es algo que aporte nada al dorsal.
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Imágenes | Anastase Maragos
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