No habéis andado muy desencaminados. Al estar en altura (más de 1600 metros), el organismo se ve privado de oxígeno y reacciona creando más glóbulos rojos por acción de la eritropoyetina. Pero otra cosa diferente es entrenar en algura, donde al contar con menos oxígeno, nuestro cuerpo inevitablemente no puede trabajar a la máxima intensidad. Sería como entrenar a medio gas.
Solución: vivir en altura y entrenar a nivel del mar. Esta es la consigna para que la altura sirva de algo. Se crean más glóbulos rojos y luego podemos utilizarlos entrenando a nivel del mar donde nuestro consumo de oxígeno se podrá explotar al máximo. De ahí que muchos atletas tengan cámaras hipobáricas en sus casas, parar dormir en ellas y así simular la vida en altura.
Imágen | papalars
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