Si eres como yo y tu pie es estrecho te pasará que al comprarte una zapatilla te será difícil ajustarla en la parte de la puntera. Esta parte suele ser más ancha para ajustarse al estándar pero si tu pie no es ancho la parte de delante de la planta te bailará en la zapatilla, y esto no es nada cómodo: inestabilidad, rozaduras, incomodidad y menos duración del calzado.
La solución es fácil, dividir el cordaje de la zapatilla en dos: un cordino para los tres primeros agujeros y otro para el resto. Con esto no perdemos la tensión que solo ejerce un cordón y la parte delantera estará más sujeta. Al estrenar la zapatilla puede que se genere alguna arruga, pero es cuestión de trillar la zapatilla para que se adapte a nosotros.
Puede resultar un poco incómodo tener que atarte dos cordones por zapatilla cada vez que nos las calzamos, por eso yo os recomiendo que en el cordón de abajo hagáis un nudo fuerte que siempre quede fijo para que así no andemos haciendo y deshaciendo nudos, al fin y al cabo es el nudo que queda cerca de la lengüeta el que nos permite la entrada a la zapatilla, con este ya regularemos la tensión final.
Así que con un cordoncillo más podemos regular el ajuste de la zapatilla por la puntera y por el talón. Puede parecer una tonería pero para los maniáticos de los materiales donde todo tiene que estar perfecto y para los que tenemos el pie delgado esto funciona y se nota como la zapatilla abraza mejor al pie.
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