Agujas y corriente galvánica para tratar las lesiones: así funciona la técnica EPI

Agujas y corriente galvánica para tratar las lesiones: así funciona la técnica EPI

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Una de las condenas de los deportistas tanto profesionales como aficionados es que, probablemente, sufrirán al menos una lesión a lo largo de su vida deportiva. Lo ideal es hacer una buena prevención para evitar que esto ocurra o reducir sus efectos negativos, pero cuando esto no funciona llega la hora de usar los medios que estén a nuestro alcance para tratar la lesión.

Aquí es donde entra la labor de los fisioterapeutas, que podrán ayudarnos a recuperarnos de la manera más completa y adecuada. Entre las técnicas utilizadas por los profesionales de la fisioterapia se encuentra la técnica EPI, en la que se utilizan agujas y corriente galvánica. ¿En qué consiste? Y, sobre todo, ¿cómo nos ayuda a recuperarnos?

Qué es la técnica EPI

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La técnica EPI, también conocida como electrolisis percutánea intratisular, se trata de una técnica invasiva, como lo es la punción seca, que nació en España. En este caso también se utilizan agujas, la diferencia es que se le añade una corriente galvánica. Esto quiere decir que en la zona de la lesión no solo se aplica el efecto de la aguja, sino también de la corriente.

Generalmente se utiliza para tratar tendinopatías. Tal y como suena, el estímulo que se produce es bastante agresivo y es que la corriente eléctrica que se aplica es continua, con lo que se activan los mecanismos moleculares y celulares del tejido que está dañado. Gracias a esto se estimula la regeneración.

Actualmente se trata de una técnica bastante nueva, que se está incorporando poco a poco y para la que, según nos indica el fisioterapeuta Adrián Porto: "todavía no se tienen todas las evidencias científicas", ya que es una terapia muy novedosa y se sigue investigando al respecto.

Cómo se aplica y funciona la técnica EPI

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Esta técnica se aplica directamente en la zona lesionada donde sufrimos la tendinopatía, aunque también se puede utilizar para otras lesiones como las pubalgias o lesiones musculares. El profesional se ayuda de un ecógrafo para poder reconocer el lugar donde debe aplicarse la corriente.

Cuando se aplica se produce una destrucción o lisis del tejido dañado o degradado. Esto lo que favorecería es que aumentara la regeneración, se facilitara el proceso de recuperación y se diera una respuesta inflamatoria adecuada.

En la práctica la forma de aplicación debería ser personalizada al paciente y siempre tendría que estar aplicada por expertos en la técnica. Y es que, como nos recuerda Porto: "es una técnica invasiva que requiere de mucho equipamiento, precisión y conocimientos".

Y es que requiere tecnología bastante específica, cara y muy avanzada ya que hace falta un ecógrafo musculoesquelético. Además, será necesario un equipo de EPI con aguja y el aparato que genera la corriente galvánica.

Cuál es la efectividad de la EPI

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La gran pregunta es cómo de efectiva es esta técnica y si debería ser la primera opción de tratamiento. Debemos tener en cuenta que las evidencias siguen siendo escasas y los defensores de la técnica refuerzan su postura en base a las evidencias positivas.

Sin embargo, como nos indica Adrián Porto: "no hay suficiente evidencia científica al respecto para saber si realmente funciona mejor que otras técnicas y, en los artículos en los que sí se ven estos efectos más positivos, suelen darse acompañados de ejercicios excéntricos que ayudan a mejor su efectividad".

Además, lo ideal en tratamientos de fisioterapia es ir de menos a más, por lo que un tratamiento así de invasivo no sería la primera opción. Principalmente porque no teniendo evidencias claras de que funcione mejor que otros medios, esta terapia resulta dolorosa para muchos pacientes.

Porto nos recuerda que sí que hay evidencias de que otras técnicas como los ejercicios terapéuticos concretos, por ejemplo los excéntricos u otros diseñados específicamente para educar y fortalecer la zona afectada de manera que aumente la tolerancia del tendón a la carga, ayudan a mejorar las tendinopatías y son menos invasivas. Además, nos alerta del peligro de no aplicarla bien: "al ser una técnica invasiva si se realiza mal puede provocar graves lesiones".

Aunque en combinación con otras técnicas pueden ofrecer buenos resultados, y esta técnica por novedosa y llamativa está recibiendo mucha atención, actualmente lo ideal sería comenzar el tratamiento con otras técnicas menos invasivas, por ejemplo, las manuales, o con evidencias más claras. Porto nos indica que hay mejores alternativas para tratar este tipo de lesiones o al menos para utilizar como primera opción.

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