Las ampollas pueden aparecer en cualquier momento del año por culpa de un calzado no adecuado, un calcetín mal colocado o una rozadura que nos acabe causando la aparición de esas molestias en los pies. Sin embargo, en verano casi parece que salen de manera más habitual. El roce de las sandalias, o de chanclas poco apropiadas, unido con el calor y el sudor, son factores de riesgo para la aparición de estas ampollas.
Qué hacer cuando te ha salido una ampolla
Hemos escuchado de todo en cuanto al tratamiento de las ampollas se refiere y algunos de estos consejos, aunque muy habituales, no son los más adecuados.
No explotar las ampollas
Lo sé, habéis escuchado muy a menudo que una vez que te salen puedes explotarlas con una aguja desinfectada. Además, resulta bastante tentador, porque mantener la ampolla inflamada duele y da miedo que pueda explotarse sola. Existe mucha controversia respecto a esto y existen muchas dudas. Sin embargo, no es buena idea pinchar o explotar la mayoría de ampollas, aunque existen excepciones. El motivo es que el líquido dentro de las ampollas ayuda a que se cree una nueva capa de piel y, además, protege contra las infecciones.
Limpiar la zona de la ampolla
Lo mejor que podemos hacer es intentar mantener la zona limpia para que no se infecte y no nos cree más problemas. Limpiar este tipo de lesiones es más sencillo de lo que podríamos pensar: con un poco de jabón y agua tibia tendremos más que suficiente para asegurarnos de mantener la zona suficientemente limpia.
Mantener los pies secos
En el tiempo en el que la ampolla está presente debemos procurar nos arriesgarnos a ensuciarla o tenerla húmeda demasiado tiempo. Por ello, es recomendable que no la llevemos al aire y que usemos siempre calcetines limpios y secos. Si los pies se mojan o sudan, debemos secarlos y cambiarnos de calcetines a otros limpios lo antes que podamos.
Tapar la ampolla
No siempre es necesario, pero si se desea se puede cubrir con algún tipo de venda o apósito. Existen en el mercado algunas cintas o vendas especiales que contienen óxido de zinc y pueden servir para prevenir infecciones.
Frío para el dolor
Al no explotar las ampollas el dolor puede acabar resultando muy molesto. Por ello, con la ayuda de un paño, podemos aplicarnos hielo en la zona - nunca aplicar el hielo de manera directa - y nos ayudará a reducir el dolor y bajar la inflamación.
Cuándo sí explotar una ampolla
En casos muy específicos podemos necesitar explotar ciertas ampollas, pero solo en caso de que cumplan ciertas características y teniendo varios cuidados en mente.
Para empezar, las ampollas susceptibles de ser explotadas son las que tienen un tamaño mayor de 3 cm o las que se encuentran en alguna zona dolorosa. También puede ser recomendable en casos en los que es posible que se exploten ellas solas - por ejemplo, si vamos a caminar o correr mucho en los próximos días como haciendo el camino de Santiago o corriendo una maratón-. Si vamos a explotarlas lo mejor es que lo haga un especialista, por lo que podemos acudir a la enfermería o buscar la ayuda de algún practicante. Si decidimos hacerlo nosotros mismos debemos tener lo siguiente en cuenta:
Llevar a cabo el proceso en un entorno limpio y lavar la lesión con agua y jabón antes de pincharla. También debemos desinfectarla.
Usar agujas que estén esterilizadas o bien porque las compramos así o bien porque las esterilizamos nosotros antes con la ayuda de alcohol o quemándolas con un mechero.
Pinchar la ampolla una única vez y ayudarnos con una gasa para apretarla ligeramente y ayudar a drenar el líquido.
No retirar nunca la piel sobrante. Debemos volver a desinfectar la zona una vez vacía y taparla con una venda, gasa o apósito para evitar que esté expuesta a infecciones.
Imágenes | Unsplash
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