Las respuestas pueden ser múltiples, pero a grandes rasgos podemos decir que nos lesionamos porque hacemos mal los ejercicios, a demasiada intensidad o porque los de poca intensidad los repetimos demasiado. Son los casos más frecuentes por los que nos lesionamos en el gimnasio.
El tipo de lesión que hayamos sufrido nos puede dar un claro indicio de cómo y por qué se produjo la lesión. Los ejercicios demasiado intensos o hechos con mala técnica pueden provocar fracturas, roturas y desgarros, las lesiones más graves. En cambio los ejercicios de poca intensidad pero muy repetitivos darán lugar a tendinitis, lesiones nerviosas o fracturas por estrés.
La solución está clara, aprender a hacer el ejercicio antes de meternos intensidad, saber cuánto peso debemos coger en cada ejercicio y no pasarnos con las repeticiones sobre todo en ejercicios que conlleven demasiada flexión o extensión de las articulaciones.
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