¿Quien no se ha fijado alguna vez en sus compañeros de gimnasio para comparar progreso? Seguro que en más de una ocasión nos hemos parado a alabar las virtudes físicas del compañero y la resistencia y fuerza que tiene a la hora de ejecutar su rutina de entrenamiento. Como henos comentado en infinidad de ocasiones las comparaciones no son nada beneficiosas a la hora de asistir a entrenar, ya que fomentan los piques y rivalidades entre compañeros, algo que debemos evitar a toda costa para así centrarnos en el ejercicio y hacerlo lo mejor posible, cosa que no suele pasar cuando nos picamos por crecer más que otro y ganarle.
Ante todo debemos tener claro que cada persona tiene unas cualidades físicas propias que le convierten en único, por lo que las comparaciones no tiene sentido, ya que cada cual tiene sus virtudes, y la facilidad de desarrollar una determinada parte del cuerpo en detrimento de otras que otra persona seguramente desarrolle sin problema. Caer en esto es un error, no ya porque no podemos hacer nada al respecto, sino que estos piques lo que consiguen es que a la hora de la verdad lo que hagamos sea ejecutar mal las rutinas y hacernos daño.
Uno de los principales piques está a la hora de levantar peso para desarrollar la musculatura. Muchas de las personas que se fijan en otros creen que la solución para conseguir el grado muscular de su modelo es subir el peso de las cargas que usan, esto lo hacen sin ejecutarlas todavía bien y sin haber vencido la carga actual. Lo peor que sucede es que estas personas se creen que ese es el camino adecuado para crecer, a pesar de estar realizando fatal el ejercicio, pues no pueden hacer frente a esa carga. Esto lo que hará en esas personas será adoptar posturas arriesgadas en vez de ayudarnos a crecer, pues un músculo mal trabajado no recibe el estimulo suficiente para desarrollarse. Junto a esto hay que tener en cuenta los vicios posturales que solemos adquirir sin darnos cuenta al intentar levantar un peso que no nos corresponde y que hace que intervengan otros músculos que no deben hacerlo.
Ante todo, y como hemos comentado en otras ocasiones, es esencial la paciencia y ser conscientes de la realidad a la hora de entrenar, ya que unos músculos no se logran de la noche a la mañana, sino que son el fruto de un trabajo bien realizado durante mucho tiempo. Las prisas nunca son buenas, y es que compararnos con gente que lleva más tiempo entrenando es ridículo, pues nos lleva a desesperarnos e intentar igualarlos haciendo verdaderas burradas que solo nos conducen a poder generarnos una lesión, algo que ninguno de nosotros busca. Para ser coherentes no debemos compararnos con nadir y mucho menos picarnos, sino que podemos aprovechar los conocimientos de esas personas más veteranas para mejorar en nuestro día a día en el gimnasio y así, poco a poco, obtener mejores resultados.
Imagen | Justin Liew
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