En numerosas ocasiones nos hemos preguntado el por qué de nuestro estancamiento y la imposibilidad de seguir avanzando en los entrenamientos. En la mayoría de los casos esto suele deberse a que no trabajamos nuestros músculos de la forma adecuada.
Uno de los principios básicos del entrenamiento es adquirir una base adecuada que nos permita avanzar en los ejercicios y el peso que vamos a levantar. Normalmente la mayoría de los que asistimos al gimnasio solemos centrarnos en el trabajo encaminado al aumento de la masa muscular. Lo que sucede con esto es que dejamos de lado el entrenamiento de la fuerza, por lo que en muchos casos nos quedamos estancados, ya que a la hora de aumentar el peso para ganar volumen es importante tener antes la fuerza necesaria para hacerlo.
Una tabla de entrenamiento óptima es aquella en la que se combinan periodos de entrenamiento de la fuerza con otros de trabajo encaminado al crecimiento muscular. Para ello es importante que sepamos que tener más fuerza no significa tener mucho volumen muscular. La fuerza es la manera que tenemos de afrontar un peso y la capacidad que tenemos de vencer la resistencia que éste nos brinda. Cuanta más fuerza tengamos más peso podremos levantar de forma segura y correcta.
La fuerza debemos trabajarla para poder progresar en el crecimiento muscular, ya que es la base de todo, pues con fuerza podemos realizar los ejercicios de forma correcta, controlando en todo momento la intensidad y el desarrollo de los mismos. De esta manera disminuiremos en gran medida el riesgo de lesión que podemos sufrir si por falta de fuerza llevamos a cabo movimientos forzados.
Las rutinas para trabajar la fuerza deben alternarse con las habituales de aumento muscular. Concretamente lo ideal es alternar tres semanas de entrenamiento muscular encaminado a la hipertrofia, con una de trabajo de la fuerza. De esta manera iremos adquiriendo una base sólida muscularmente hablando en la que el volumen irá a la par que nuestra fortaleza corporal.
La forma de entrenar la fuerza se realizará mediante ejercicios en los que las cargas utilizadas serán bastante pesadas, pero la ejecución de los mismos tiene que ser lenta, concentrando y trabajando tanto en la fase concéntrica como en la excéntrica, es decir, el músculo tiene que estar en tensión a lo largo de todo el ejercicio, por este motivo tenemos que concentrarnos en el movimiento para realizarlo despacio y aprovechar al máximo en cada repetición.
Desde luego que cada uno de nosotros tiene unas cualidades físicas concretas, por lo que lo ideal es consultar al monitor de sala del gimnasio para que nos dicte los ejercicios que se ajustan más a nuestros objetivos y forma de hacer. En ningún caso debemos realizar rutinas de entrenamiento que sean incómodas o dolorosas, ya que a la larga pueden perjudicar e incidir de forma negativa en nuestro desarrollo.
Imagen | SXC
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