Hay ejercicios donde la correcta posición de manos o pies son muy importantes para el correcto trabajo muscular y para evitar lesiones. Es el caso de las sentadillas, donde tanto la apertura como la orientación de los pies en el suelo es importante para trabajar de forma óptima y no fastidiar las rodillas.
La apertura de los pies en el ejercicio de sentadillas debe igual a la anchura de los hombros. Una menor apertura nos limita el movimiento y quita estabilidad al desequilibrar el tronco hacia adelante. Y por el contrario una apertura excesiva puede generar demasiada tensión en las inserciones musculares, sobre todo a nivel del puvis.
El punto más importante de este ejercicio es que al hacer el movimiento de bajada, las rodillas se mantengan en línea con el apoyo de los pies, es decir, que la proyección de la rodilla al suelo no se aleje demasiado de la punta de la zapatilla, ya que estamos saliéndonos de la base de sustentación y es donde las rodillas comienzan a sufrir una tensión excesiva.
El uso de una tabla o calzo para elevar ligeramente los talones puede mejorar este ejercicio al darle al tobillo más rango de movimiento.
La orientación de las puntas de los pies es algo muy personal, según el apoyo o la pisada que tenga cada persona estará más cómodo con los pies rectos u orientados ligeramente hacia fuera. Es el caso de los pronadores tienden a orientarlos hacia fuera para compensar la pronación y así no modificar en exceso la posición de las rodillas al bajar.
Lo importante en este ejercicio tan controvertido y potencialmente lesivo (si no se hace bien) es aprender primeramente el movimiento sólo con el peso de la barra, y una vez cogido el gesto y encontrándonos cómodos con él ir subiendo poco a poco la carga. Siempre y cuando no notemos molestias al hacer el ejercicio, esto será síntoma de que lo estamos haciendo mal y una de dos: o corregimos el gesto o cambiamos a otro ejercicio que trabaje ese grupo muscular.
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