Desviaciones de columna, asma, problemas cardíacos… Actualmente no suponen una barrera para competir y triunfar a alto nivel. La prueba la hemos tenido, por ejemplo, en los recientes Juegos Olímpicos de Londres, donde han participado atletas de élite que sufren ciertas enfermedades crónicas.
Estos atletas sufren enfermedades que hace unos años no les habrían dejado competir o, al menos, no les habrían permitido rendir a nivel de competición. Sin embargo, actualmente, no les han impedido conseguir grandes éxitos.
Sin ir más lejos, Usain Bolt presenta desviación de columna y dismetría en miembros inferiores (tiene una pierna de mayor longitud que la otra). Esto no le ha impedido conseguir sendas medallas y récords de todo tipo. Igualmente Phelps, el exitoso nadador, empezó a nadar como consecuencia de que -le recomendaron este ejercicio para mejorar su desviación de columna- sufría hiperactividad, y lo apuntaron a natación para que mejorara de este trastorno. Y tanto que ha mejorado, sin duda.
Aunque hay que tener en cuenta, como siempre decimos, que el deporte de élite llega a un nivel de exigencia donde el ejercicio ya no es saludable, creo que es bueno tener presente que el ejercicio no solo es alivio para muchas patologías, sino que puede ser una vía de escape para convertir una limitación, una dolencia, en un arma que sirva como impulso para “obligarse” a mejorar.
De hecho, el ejercicio físico es una medida preventiva y curativa demostrada para multitud de patologías. Desde sobrepeso, diabetes, elevada presión arterial o dolores de espalda, el ejercicio, bien utilizado, es de las pocas medidas baratas, eficaces (demostrado científicamente) y que puede ayudar a mejorar la sintomatología a largo plazo.
Fuente | abc.es
Imagen | Bryangeek
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