La tecnología hace ya tiempo que desembarcó en el deporte amateur (en el profesional lleva ya décadas) para hacernos el hábito de entrenar más fácil, eficaz y divertido. Desde servicios de música en streaming que confeccionan listas de canciones según tu ritmo de carrera hasta sofisticados gadgets para medir cualquier variable que se te pase por la cabeza.
Sus aportaciones son bienvenidas... casi todas. Porque a veces estos dispositivos dan más información de la cuenta a los demás. Hablamos del caso de la geolocalización incorporada en muchos de estos aparatos o aplicaciones, y del cuidado que debes tener con esa información.
Una información útil para ti... y para otros
Te vistes para salir a correr, activas tu reloj deportivo inteligente, tu pulsera o la app que llevas en el móvil y sales del portal. Haces tus kilómetros y vuelves a casa. Ya allí echas un vistazo a tu rendimiento de hoy: cuánto has corrido, a qué velocidad, cuánto desnivel has cubierto en total... Satisfecho con tus resultados, te vas a la ducha.
Esos datos a menudo se comparten despersonalizados, [...] pero tú deberías tener la última palabra al respecto
La información que ha recogido el dispositivo te sirve para saber qué tal ha ido, y también para ir comprobando tu evolución carrera tras carrera, algo especialmente importante en términos de motivación y si te estás preparando para una carrera larga.
Pero recuerda que en muchos casos, esos datos son también útiles para la empresa que fabrica el software de tus dispositivos o las aplicaciones que utilizas, y en último término para tu operadora de teléfono, que así sabe qué camino haces cada día al entrenar.
Por eso no es mala idea echar un vistazo (uno de verdad) a los términos y condiciones de uso de los dispositivos que utilizas, porque ahí debe aparecer reflejado qué harán con esa información y con qué terceras partes la compartirán.
En muchos casos, quizá no te importe que lo hagan. Esos datos a menudo se comparten despersonalizados, con el único objetivo de segmentar la presentación de la publicidad, pero en cualquier caso, tú deberías tener la última palabra al respecto.
Cuando somos nosotros los que la compartimos
Claro que la mayoría de las veces no hace falta irse a los términos y condiciones de nada porque somos nosotros mismos los que compartimos esa información de forma consciente y voluntaria, ya sea en la propia aplicación con otros usuarios, ya sea en nuestras redes sociales con todos nuestros contactos.

A veces son solo los datos numéricos (distancia, velocidad, desnivel...), otras veces es el mapa detallado de nuestro recorrido. Y ojo porque un observador atento no tendría mucho problema para averiguar gracias a esa información cuál es nuestro domicilio: solo hay que fijarse dónde empieza y termina nuestra carrera.
Esto no ocurre solo en el deporte, claro. A día de hoy subimos fotos geolocalizadas a Instagram, podemos señalar desde dónde enviamos cada tuit y Facebook también insiste en contar a los cuatro vientos dónde estamos y con quién. Toda nuestra vida está quedando registrada en internet. Tenlo en cuenta cuando salgas a entrenar y piensa si, por hoy, no prefieres desactivar la localización de tu app o gadget y centrarte solo en tu rendimiento.
El asesinato de dos deportistas abrió el debate
El debate sobre deporte y geolocalización se intensificó en agosto de 2016 tras el asesinato de dos jóvenes deportistas en Estados Unidos. Las dos eran aficionadas al running y habían salido a correr en el momento de su muerte.
Vanessa Marcotte, de 27 años, fue hallada muerta en el condado de Worcester, en Massachusetts. Karina Vetrano apareció asesinada en Howard Beach, en Queens.
Aunque la policía consideró que ambos casos no estaban relacionados, sí que tenían algo en común: las dos solían geoetiquetar sus carreras y en ese momento estaban haciendo una ruta que practicaban con regularidad. Es posible que sus respectivos asesinos supiesen por tanto por dónde iban a pasar.
Esto, como decimos, abrió un debate sobre la seguridad de publicar en internet las rutas de entrenamiento de los deportistas, algo que junto con las rutinas horarias permite saber a cualquiera dónde estaremos y a qué hora.
Imágenes | iStock
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Usuario desactivado
Nuestra vida queda geolocalizada sin necesidad de publicar nuestras rutas de running o ciclismo, es el mero hecho de llevar un smartphone lo que te geolocaliza. Que luego tú utilices una u otra aplicación o cuelgues esos datos en una u otra red social, hará que además otras compañías u otras personas también tengan esa información a su disposición, pero por el mero hecho de llevar un smartphone en nuestro bolsillo estamos geolocalizando cada movimiento que hacemos.
Os propongo algo muy simple. Por ejemplo, buscar en Google vuestro gimnasio, o vuestro supermercado habitual. No pongáis Mercadona o Alcampo, sino el nombre específico de dicho supermercado.Yo pongo mi gimnasio, Virgin Granada, y además de aparecer los datos de contacto del gimnasio, las valoraciones de usuarios y fotos, aparece un dato que es muy curioso, que es la distribución de las horas con más afluencia de gente y la media de tiempo que pasa la gente en ese negocio. ¿Cómo sabe Google que de media a gente pasa en mi gimnasio entre 1 y 2 horas y que hay más afluencia en determinadas horas? Por cierto, si haces comparativas con otros gimnasios verás que los datos son diferentes, es decir, son datos reales y específicos de cada negocio, no son datos estadísticos genéricos.
Lo sabe Google porque llevas tu móvil en el bolsillo al gimnasio y sabe perfectamente cada vez que vas al gimnasio, las horas a las que vas y el rato que tardas en salir de allí.
No te quepa ninguna duda de que ésta información Google la utiliza, entre otras cosas para darte información publicitaria inteligente que sea de tu interés. Una persona que pasa entre 1-2 horas diarias en el gimnasio, le gusta el deporte, así que la información sobre eventos deportivos o material deportivo es mucho más efectiva que si se la mandan a alguien que se pasa de media 1-2 horas en la Tasca de Paco.
yosoyfon
Gracias por la información. No lo sabía.