Mucho tiempo se lleva hablando de la cruzada que se emprendió hace algunos años para reducir el consumo de refrescos y bebidas azucaradas en España, en especial entre la población infantil y los adolescentes, ya que se la considera uno de los responsables del aumento de las tasas de obesidad y enfermedades cardiovasculares.
¿Son tan adictivos como dicen los refrescos azucarados? ¿Qué alternativas tiene una persona que esté "enganchada" a ellos, para reducir su consumo?
El azúcar de los refrescos, en el punto de mira
Sin duda alguna, el principal problema que se le suele achacar a los refrescos (y en especial en los últimos años el objetivo número uno es la Coca-Cola) es la cantidad de azúcar que presentan. A pesar de que existen versiones zero y light, nosotros nos centraremos hoy en la versión normal para explicar la problemática referente al azúcar y por qué ésta es una sustancia adictiva y peligrosa, y veremos algunas alternativas.
Para entender el mecanismo de adicción de cualquier sustancia, recomiendo leer previamente el artículo "La industria, los medios de comunicación y las RRSS (I)" (en el cual se explica en qué consiste una adicción y las fases que la componen), ya que el mecanismo de funcionamiento del azúcar y la cafeína sobre nuestro cerebro y nuestro organismo es muy similar.
Si nos centramos en la Coca-Cola, el azúcar no es el único ingrediente que puede generarnos una adicción. A pesar de que tiene un uso común en ciertos deportes (y a la hora de quedarnos a estudiar por las noches en vísperas de exámenes), debemos prestar atención a la cafeína y sus efectos sobre nuestro organismo. Para entender un poco mejor el tema de las adicciones, recomiendo leer el artículo en el que hablamos sobre los síntomas de una adicción.
¿Por qué debería dejar de consumir refrescos azucarados?
Supongamos que te has dado cuenta de que eres adicto a los refrescos como Coca-Cola o Fanta (también me vale Pepsi, RedBull, Burn, Monster y similares) pero aún te estás preguntado por qué motivos deberías dejar de consumirlos o, al menos, reducir drásticamente su consumo (yo mismo tuve una época en la que podía llegar a beber dos litros de Monster, cuatro latas, en una sola noche de trabajo). Piensa en los efectos que el azúcar tiene sobre nuestro organismo.
Aparte de la influencia que tienen el azúcar la cafeína en nuestros ciclos de sueño y descanso y en nuestro metabolismo, existen otros efectos sobre nuestro organismo que deberíamos valorar cuando nos planteemos reducir o eliminar el consumo de refrescos de nuestro día a día:
- Controversia respecto a sus componentes: como por ejemplo el aspartamo, uno de los edulcorantes más conocidos y presenta prácticamente en todos los refrescos del mercado. Hasta hace algunos años, se pensaba que el aspartamo podía tener cierta relación con algunos casos de cáncer. Sin embargo, en el año 2013 la EFSA (European Food Safety Agency) señaló que el consumo de aspartamo era seguro.
- Riesgo de diabetes: para las versiones normales, el elevado contenido de azúcar es un factor determinante a la hora de influir en los posibles riesgos de padecer diabetes y enfermedades asociadas a ella en un futuro. Y para las versiones light o zero, debemos señalar que la presencia de otros edulcorante no implica cero calorías, si bien en este último caso sería más complicado precisar cuántas calorías tiene cada edulcorante.
- Salud bucodental: debido a algunos de sus componentes, los refrescos influyen también de forma directa en nuestra salud dental en forma de erosión del esmalte, caries, amarilleamiento de los dientes, gingivitis e, incluso, llegando a debilitar la raíz de los dientes.
Actualmente nos encontramos inmersos en una época en la que no existen suficientes estudios que afirmen o desmientan las hipótesis sobre la relación entre el consumo de edulcorante y aditivos y los casos de cáncer (la mayoría de los estudios que existen se han realizado en laboratorios con ratas).
Alternativas saludables a los refrescos
Si ya hemos decidido reducir o eliminar el consumo de refrescos de nuestro día a día, vamos a analizar algunas alternativas existentes:
Agua: evidentemente, el agua debería ocupar la primera posición en nuestra lista de líquidos ingeridos. Si bien se recomienda beber en torno a los dos litros de agua diarios, debemos tener en cuenta las particularidades de cada persona, ya que no necesitará beber la misma cantidad de agua un obrero de la construcción que alguien que trabaje tranquilamente en una oficina sin exponerse a las condiciones climatológicas. Y si te cuesta beber agua, prueba alguna de estas variantes.
Algunas frutas y verduras: como por ejemplo el pepino, la sandía, el pomelo, la piña, el calabacín o el melón, están formadas en su mayoría por agua, por lo que si elegimos esta opción, estamos matando dos pájaros de un tiro: comemos fruta y "bebemos" agua.
Tés e infusiones: son una gran alternativa para ayudarnos a reducir el consumo de refrescos por varios motivos, entre otros, por contener teína (cuyos efectos sobre el organismo es similar al de la cafeína pero menos potente) y por carecer de azúcar y otras sustancias potencialmente dañinas. En el artículo "Tipos de tés y sus beneficios" podéis aprender más acerca de esta bebida.
- Café: todo un clásico presente en nuestro día a día. Si somos aficionados al café, quizás sea conveniente que sepamos la cantidad de cafeína que tienen distintos tipos de café.
- Limonada: es una bebida clásica que, si bien suele asociarse con el verano por su capacidad refrescante, esto no quiere decir que no podamos consumirla en cualquier época del año. Además, posee propiedades que la hacen ser una de las bebidas más sanas que podemos consumir.
¿Cuál es la mejor alternativa?
Imposible elegir una, ya que dependerá de cada persona, del nivel de "adicción" que tenga, la tolerancia a la cafeína (en la web Caffeineinformer podemos consultar el contenido de cafeína de multitud de bebidas y alimentos), los gustos de esa persona, etc... Lo ideal es ir probando diversas opciones una a una (nunca mezclándolas porque así se hará más difícil saber cuál es la que nos está funcionando) hasta dar con una que realmente nos funcione.
En la web del proyecto Sinazúcar podemos encontrar ilustraciones e información acerca de la cantidad de azúcar que contiene cada refresco (además de alimentos y otras bebidas).
Imágenes | iStock
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