En ésta época del año, con las mayores temperaturas y las vacaciones, nuestros hábitos suelen modificarse y la rutina se altera considerablemente, por eso, la Fundación Española del Corazón recomienda, en verano más que nunca, cuidar el corazón.
Entre otras cosas, los viajes prolongados, sobre todo en avión, pueden provocar el síndrome de clase turista que afecta el retorno de sangre al corazón. Para evitarlo, lo recomendable es beber agua, intentar movernos cada una hora y realizar algunos pasos, así como seguir las indicaciones médicas si se tiene predisposición a la formación coágulos o trombos.
Nuestra alimentación también se modifica, sobre todo, en vacaciones, por la mayor ingesta de comidas elaboradas fuera de casa, por ello, el consejo siempre es controlar la calidad de lo que se consume, escogiendo preparaciones no fritas, con bajo contenido en sodio y con alta proporción de frutas, vegetales y otros alimentos saludables.
Si hablamos de verano, un problema frecuente que puede afectar la salud del corazón es la elevada temperatura y la insuficiente ingesta de líquidos, por eso, la Fundación Española del Corazón recomienda una hidratación constante, aun sin tener sed, para alcanzar un consumo de entre 2 y 3 litros diarios.
Además, si como turistas tenemos muchas actividades y nuestro descanso se ve afectado, la salud cardiovascular también puede resultar influenciada, por ello, se aconseja cuidar el descanso, no sólo nocturno, sino también, intentar relajarnos y si es posible, dormir una pequeña siesta por la tarde.
Otros consejos que nos ayudarán a proteger el corazón en verano son realizar actividad física, aunque se trata de movimientos de baja intensidad, pues favorecerán la circulación sanguínea y el control de la presión arterial, así como evitar el abuso de alcohol que puede ser más frecuente en esta temporada y consumir productos de estación que nos ayudarán a mejorar la calidad de nuestros platos y de la dieta en su totalidad.
Ya sabes, en verano más que nunca, debemos cuidar el corazón, pues las altas temperaturas, el cambio de hábitos y otros factores pueden condicionar el funcionamiento del sistema cardiovascular y sólo nosotros podemos contrarrestar sus posibles efectos.
Vía | Fundación Española del Corazón
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