Fumar afecta a nuestra salud. Esto lo sabemos casi todos a estas alturas, primero porque la propia cajetilla de tabaco lo cuenta y segundo porque en todas partes se repite de manera muy habitual. Fumar daña nuestros pulmones, debilita nuestra musculatura, daña nuestro corazón y un largo etc. de perjuicios inevitables.
Sin embargo, el uso del tabaco no solo nos afecta a nosotros, sino también a todos los que nos rodean. El caso es que de esto se habla menos y a veces no queda claro en qué maneras puede perjudicar a esas personas o a partir de qué momento o qué cantidad les empieza a afectar. Ahora, un nuevo estudio establece claramente cómo afecta a nuestros adolescentes pasar tiempo rodeados por personas fumadoras y hay algunos perjuicios que muchos de nosotros ni siquiera hubiéramos imaginado.
Esta investigación, publicada hace tan solo unos días sugiere que los adolescentes que se ven expuestos al tabaco como fumadores pasivos, puede presentar problemas de salud que les llegue incluso a influir en su vida escolar y en su rendimiento.
Para llevar a cabo la investigación utilizaron información que incluía a 7.389 adolescentes no fumadores y que no presentaban problemas respiratorios previos como el asma. La información se tomó de una encuesta realizada entre 2014 y 2015 en relación a el uso de tabaco y los problemas de salud en Estados Unidos.
Los investigadores utilizaron estos datos para realizar un análisis secundario, además de crear un modelo de regresión y un modelo de regresión de Poisson.
En los resultados obtenidos encuentran que los adolescentes expuestos al tabaco como fumadores pasivos tenían un riesgo más alto de sufrir problemas respiratorios, como respiración entrecortada o tos seca por las noches. Además de eso, encontraron que estos adolescentes tenían más posibilidades de acudir a menudo a las urgencias hospitalarias.
No solo eso, sino que el estar expuestos al tabaco podría provocar que tuvieran más dificultades a la hora de hacer deporte, resultándoles más duro y difícil que a los adolescentes no expuestos a tabaco. En las ocasiones en las que hacían deporte, estos jóvenes tenían más problemas respiratorios y se cansaban más rápidamente.
Estas situaciones parecía afectarles en su vida escolar ya que, según los resultados de la investigación, los adolescentes que resultaban ser fumadores pasivos tenían más posibilidades de faltar a las clases por enfermedad por lo que afectaba negativamente a su rendimiento académico.
Esta investigación señala que estos riesgos aparecían incluso ante una exposición pequeña y que no existe una posibilidad segura de ser fumador pasivo, así como no hay una cantidad segura de tabaco que se pueda fumar.
En este sentido, los resultados señalan que los adolescentes que estaban expuestos una hora a la semana al humo del tabaco de otros fumadores tenían un riesgo 1,5 veces más alto de tener problemas para hacer ejercicio y el riesgo era 2 veces más alto en lo que a sufrir de tos seca se refiere. Pero no solo eso, tanto solo con una hora semanal de exposición pasiva al humo del tabaco, estos jóvenes tenían un riesgo 1,5 veces más alto de faltar al colegio debido a enfermedades.
La realidad es que al fumar no solo estamos perjudicando la salud de quienes nos rodean - incluidos niños, adolescentes y personas mayores - sino que algunos estudios sugieren que podríamos estar también afectando a la salud de nuestras mascotas.
Aparentemente, el verse expuestos al humo del tabaco puede aumentar el riesgo de los perros de sufrir alteraciones respiratorias y de sufrir dermatitis atópica. En definitiva, si no dejamos de fumar por nosotros tal vez sea buena idea hacerlo por la salud de quienes nos rodean.
Imágenes | Weiner Bros.
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