Sabemos que es creciente la disconformidad con nuestro propio cuerpo producto de la fuerte presión social por lucir delgados y esbeltos, y aunque esto parece sólo terreno de adultos, la realidad es que la insatisfacción con el cuerpo también es un problema entre los niños.
Un estudio realizado con niños y niñas de entre 8 y 11 años de edad, evaluó su imagen corporal percibida y su imagen corporal deseada en comparación con su índice de masa corporal (IMC) real, utilizando para ello una escala de imágenes corporales de sexo femenino y masculino en donde la imagen 1 mostraba un cuerpo muy delgado y la imagen 7 mostraba un cuerpo con obesidad.
Los resultados muestran que, en líneas generales, independientemente del IMC y la edad, los niños desean verse un poco más delgados que lo normal, es decir, quieren lucir delgados para su edad.
El 50% de los niños con bajo peso y peso normal y el 75% de los niños con sobrepeso, a los 8 y 9 años de edad, se muestran insatisfechos con su cuerpo e imagen corporal, no obstante, a los 10 y 11 años de edad, quienes tienen peso normal o bajo peso comienzan a sentirse más satisfechos con su cuerpo, mientras que la insatisfacción crece entre los niños con sobrepeso.
Los resultados son contundentes, 2 de cada 5 niños de entre 8 y 11 años de edad quieren ser más delgados, lo cual habla de la insatisfacción corporal aun a corta edad y de la tendencia a desear un cuerpo delgado, aun cuando se tiene un peso normal para la edad.
Al parecer, la creciente presión social por lucir un cuerpo bello que en la actualidad es semejante a un cuerpo delgado y esbelto está influyendo aun en los más pequeños de la sociedad, quienes también se sienten insatisfechos con su cuerpo e imagen corporal y actúan en función de ello.
A los 10 y 11 años de edad muchos niños ya ponían en marcha estrategias para mantener el peso, aumentarlo (sólo una minoría con bajo peso) o adelgazar para lograr un cuerpo más delgado.
Dado que la insatisfacción corporal puede ser el paso inicial de un problema de salud físico y/o psicológico, este estudio australiano sin duda muestra la gravedad de la presión social por lucir "delgado y en forma" sea en la edad adulta o en la infancia.
Los adultos del hogar, consumistas de publicidades gráficas o televisivas o bien, comentaristas de diferentes imágenes corporales que se exponen cada día delante de nuestros ojos, pueden tener gran influencia sobre esto. Por ello, más que nunca es necesario elevar el autoestima de los pequeños y desviar el centro de atención en la imagen física o corporal, pues somos más que un envase y como podemos ver, la insatisfacción con el cuerpo también es un problema entre los niños.
Más información en | Australian Institute of Family Studies
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Imagen | Thinkstock
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