Que el ejercicio físico es junto con una alimentación sana uno de los dos pilares de una vida saludable lo hemos contado aquí muchas veces, además de ofreceros todas las ideas, sugerencias y guías para que elijáis el ejercicio físico que más os guste, más cómodo os resulte o menos pereza os dé. La cosa es moverse.
Ahora, un estudio explica que no hace falta entrenar para aprovechar las ventajas de hacer ejercicio: también la actividad física que forma parte de nuestra rutina cotidiana es buena para la salud.
Moverse no es solo entrenar
Solemos asociar el ejercicio físico con nuestro tiempo de ocio, y además con practicarlo de forma organizada, con un método, unos tiempos y unos objetivos. Así es como muchos estudios han analizado hasta ahora sus beneficios.
Pero, ¿qué hay de la gente que no entrena o hace deporte? Hay mucha gente que por carga laboral, tiempo, posibilidades económicas, falta de costumbre o de condición física no dedica parte de su ocio a hacer ejercicio.
Un estudio publicado recientemente en la revista The Lancet analizaba precisamente esta cuestión, y concluía que cualquier actividad física que nos ayude a alcanzar los mínimos recomendados de 30 minutos al día o 150 minutos a la semana tiene un efecto protector sobre la salud cardiovascular y la muerte prematura.
Subir por las escaleras, las tareas domésticas
Eso incluye los entrenamientos, pero también subir y bajar escaleras, ir caminando a trabajar o a clase, tener un trabajo que implique actividad física, hacer las tareas domésticas, cargar la compra hasta casa...
En el estudio se ha analizado a más de 130.000 personas de 17 países distintos, incluyendo voluntarios de países con niveles de renta medios y bajos en los que la gente no suele realizar actividades físicas como forma de ocio, pero en los que la mayoría del trabajo es más activo y menos sedentario que en los países más desarrollados.
Los resultados demuestran que si se cumplen las recomendaciones médicas en cuanto a actividad física el riesgo de muerte por cualquier causa se reduce un 28%, mientras que las enfermedades cardiovasculares se reducen un 20%, y que no importa el tipo de actividad física que se realiza.
No te quedes en el mínimo: cuánto más te muevas, mejor
Además, los beneficios de hacer ejercicio siguen aumentando a medida que se hace más tiempo sin que parezca haber un tope: las personas que hacen más de 750 minutos de andar ligero a la semana reducen el riesgo de muerte un 36%, un tiempo que solo el 3% de los participantes alcanzaba haciendo ejercicio en su tiempo de ocio, y sin embargo un 38% de los participantes lo cumplía en actividades cotidianas tales como ir andando a trabajar, con un trabajo físicamente activo o haciendo tareas domésticas.
Según los autores, esto señala que para disfrutar plenamente de los beneficios de la actividad física, no conviene limitarse al gimnasio, sino que hay que incorporarla a la vida diaria: no todos tenemos tres horas al día para dedicarlas al gimnasio, pero sí podemos aumentar el tiempo de actividad si lo incorporamos a nuestras rutinas diarias.
Esto es especialmente importantes para países en vías de desarrollo donde una enfermedad cardiovascular puede suponer un importante gasto económico. En esos casos, la actividad física es una forma barata de generar un impacto positivo a medio y largo plazo, aseguran los investigadores.
Fotos | iStock
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