Uno de los problemas más frecuentes para dejar la actividad de piscina (después de la pereza, claro) es el dolor de oídos. Puede ser incluso peligroso ya que en ocasiones deriva en infecciones.
La utilización de tapones tampoco es una solución genérica para todo el mundo, ya que a algunos nos resulta incómodo llevarlos siempre que nos metemos en el agua. Hay que revisar el problema desde su origen para encontrar soluciones definitivas, veamos una propuesta.
En ocasiones el problema no es que se nos meta agua en el oído (que es algo normal ya que no hay ningún tipo de barrera entre éste y el exterior), sino que este agua no salga. La razón de esta obstrucción en la salida suele ser el exceso de cera en las orejas.
Los depósitos de cera no se generan por falta de higiene (normalmente), sino que se debe a una predisposición a generar mayor cantidad y con una densidad alta que dificulta la reabsorción.
El uso de la piscina nos puede rebelar este problema cuando el agua que se nos introduce en los oídos tarda más de quince minutos en salir (en ocasiones hasta dos o tres horas). Si se acumula durante demasiado tiempo, lo mejor es acudir al médico, que nos derive al servicio de enfermería y que nos limpien los tapones.
En Vitónica | En la piscina (I): ¿Por qué nadar? En Vitónica | Natación, una buena elección para hacer actividad física Imágen | Flickr (Mahidoodi)