Desde muy pequeños hemos escuchado que meternos de repente en la piscina era malo para la salud, ya que podía ocasionarnos un corte de digestión. Este miedo nos ha acompañado a la mayoría de nosotros a lo largo de los años, y nunca le hemos dado importancia por considerar que se trata simplemente de un mito de gente antigua o pasada de moda. Nada más lejos de la realidad, ya que el corte de digestión existe y nosotros vamos a ver por qué se produce y como evitarlo.
El corte de digestión se produce cuando la temperatura de nuestro cuerpo cambia de manera brusca, es decir, cuando la piel se enfría al entrar en contacto con el agua y la sangre debe por lo tanto igualar la temperatura desplazándose a las capas más superficiales de la piel. En el caso de un proceso digestivo, este cambio de dirección de la sangre es la que provoca el temido corte de digestión, ya que la mayoría de la sangre del cuerpo está concentrada en el aparato digestivo después de comer, al desplazarse deja esta parte sin riego y se produce el corte de digestión con sus efectos tan nocivos para el organismo.
Normalmente el corte de digestión se produce cuando nos metemos al agua de manera brusca habiendo comido antes, pero no siempre esta es la manera de padecer un corte de digestión, sino que existen otros motivos por los que se produce como la ingesta de alimentos demasiado fríos que provocan en nuestro organismo un cambio brusco de la temperatura del mismo. Incluso sumergirnos al agua cuando estamos tomando el sol, aun no habiendo consumido alimento es un riesgo al varias rápidamente la temperatura corporal, y pudiendo así padecer los mismos síntomas de un corte de digestión al uso.
Reconocer un corte de digestión
A la hora de reconocer un corte de digestión existen una serie de síntomas a tener en cuenta. En primer lugar vamos a destacar los vómitos y la diarrea unidos a un malestar general. Pero muchas veces estos síntomas se pueden confundir con una indigestión normal y corriente, pero por ello existen unos rasgos claros que no podemos pasar por alto, como son sentirnos mareados, tener sudores seguidos de temblores, e incluso muchas veces desvanecimientos.
Existen varios niveles de gravedad en el corte de digestión. El más leve simplemente pasa por las citadas nauseas que hemos destacado anteriormente. Seguido estaría como intermedio el corte de digestión acompañado de mareos y escalofríos, y como el más grave de todos y con el que más riesgos corremos es en el que podemos perder el conocimiento y hasta llegar a sufrir una parada cardiaca. Por ello siempre es necesario prevenir y en el caso de pasarnos esto llamar a un médico para evitar males mayores.
Prevenir
A la hora de evitar un corte de digestión es importante la paciencia y evitar los tiempos que el organismo necesita para llevar a cabo sus biorritmos. Por este motivo es necesario que después de comer esperemos por lo menos hora y media hasta zambullirnos en agua fría, ya que el cambio de temperatura brusco puede producir un corte de digestión. Aun así es importante que al meternos al agua habiendo hecho la digestión lo hagamos poco a poco acostumbrando a nuestro cuerpo a la temperatura.
Estas medidas las debemos seguir a rajatabla siempre que nos introduzcamos en el agua habiendo o no comido, ya que nos puede dar un corte de digestión en cualquier momento. Además, es necesario que no nos llevemos a la boca bebidas demasiado frías, pues podemos correr la misma suerte y padecer un corte de digestión sin apenas darnos cuenta.
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