La glucosa en nuestro cuerpo constituye el principal combustible energético, y mantener el mismo niveles adecuados resulta clave. Sin embargo, te contamos por qué no se puede evitar que la glucosa suba pero igualmente no deberíamos obsesionarnos con eso.
Es inevitable que la glucosa suba después de comer
Como hemos dicho, la glucosa en nuestro cuerpo constituye la principal fuente de energía para diferentes órganos, especialmente para nuestro cerebro. No obstante, niveles extremadamente bajos así como muy elevados en el organismo, resultan perjudiciales.
Así, se habla de la importancia de mantener un buen control glucémico o de mantener niveles de glucosa estables en nuestro organismo.
Para ello, nuestro cuerpo cuenta con hormonas que se encargan de reducir los niveles de glucosa en sangre, como la insulina; mientras que otras hormonas la liberan de las células y favorecen su incremento en sangre cuando falta en nuestro organismo.
Cuando comemos, es inevitable que tras la digestión y la absorción la glucosa suba, pero esto no debería preocuparnos en absoluto; ya que si nuestro organismo funciona bien la liberación de insulina se encargará de mantener sus niveles bajo control.
No obstante, sí debería ser preocupante que tengamos picos de glucosa en el organismo superando por ejemplo los 200 mg/dL de glucosa en sangre, ya que en ayunas siempre deberíamos tener entre 70 y 110 mg/dL de glucemia.
Es decir, los picos de glucosa superiores a 200 mg/dL o por debajo de los 70 mg/dL si son peligrosos y deberían ser atendidos en nuestro cuerpo, mientras que la subida de la glucosa posterior a una ingesta es totalmente normal y un organismo sano se encargará de controlarlo sin dificultades.
Para evitar picos de glucosa, nuestro organismo tiene que funcionar adecuadamente y es importante también acudir a preparaciones o alimentos de reducido o moderado índice glucémico; esto es, evitando los hidratos simples en exceso así como los azúcares que se absorben rápidamente.
Entonces, no se puede evitar que la glucosa suba en nuestro organismo después de haber ingerido alimentos, pero esto resulta perfectamente normal y no deberíamos obsesionarnos con ello; sino más bien con controlar regularmente los niveles de glucosa en nuestro organismo y escoger preparaciones que no se asimilen rápidamente, sino más bien, liberen glucosa o energía lentamente en nuestro cuerpo.
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