En infinidad de ocasiones hemos hablado del riesgo que conlleva para nuestra salud tener una tensión arterial alta, ya que es un peligro que debemos evitar a toda costa. Normalmente hemos dado consejos para acabar con ella y conseguir una salud buena. A pesar de todo, existe el lado contrario, nos referimos a aquellas personas que en vez de mantener la tensión alta la tienen bajan. En ellos nos hemos detenido menos, y por ello queremos ver en qué consiste.
Antes de nada vamos a fijarnos en un punto a tener en cuenta a la hora de hablar de presión arterial baja. Esta afirmación se puede hacer cuando la tensión está en 90/60, que es cuando ya se considera baja. A pesar de todo debemos tener claro que estas cifras son generales, por lo que no a todo el mundo le afectan de la misma manera que vamos a contar a continuación, pues puede que sea algo intrínseco en la naturaleza de esa persona y no ser síntoma de presión arterial baja.
Por norma general cuando la tensión baja nuestro estado de ánimo no es bueno, ya que nos sentimos sin fuerzas, mareados, perdemos el equilibrio, notamos las piernas desfallecer… Esto es lo que hacer que no nos sintamos con fuerza y en muchos casos lleguemos a desvanecernos debido a que el riego que recibe el cerebro a causa de la baja presión arterial es mínimo. Por ello es importante que si esto nos sucede nos estemos con las piernas en alto para mejorar el riego en esta parte.
Los motivos por los que la tensión arterial se baja a niveles que nos hacen sentir mal suelen ser varios, ya que son muchos los factores que pueden desencadenar esta situación además de la naturaleza de cada persona, que determina si tiene o no una tensión arterial baja o alta. En esta ocasión destacaremos los golpes de calor como una de las causas, así como la abstenia primaveral, muchas horas sin probar alimento, padecer algunas enfermedades como anemia o una hemorragia…
Para evitar que esto suceda lo que debemos hacer es cuidar sobre todo la alimentación. Consumir muchos dulces no es nada recomendable, ya que eleva nuestros niveles de glucosa que nos da una energía momentánea, pero al suceder esto aumenta la insulina que nos provoca el efecto contrario, que se traduce en bajada de tensión. Consumir proteínas en las comidas nos ayudará a mantener una buena tensión, así como no tener hambre, para lo que recomendamos comer menos y más repartido entre las diferentes horas del día. Es importante que tengamos esto en cuenta cuando sabemos que somos propensos a tener la tensión baja, o notamos síntomas que así lo demuestran.
Imagen | carlosestebanor
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