Ya hemos hablado antes de cómo debes proteger tu piel ante los rayos del sol, idealmente durante todo el año pero especialmente en verano, cuando los rayos de sol son más intensos y además pasamos más tiempo expuestos a ellos. No podemos dejar de insistir en que cuides tu piel: ningún efecto estético compensa la seriedad del riesgo que suponen las quemaduras solares.
Y para ello, lo principal es buscar un protector solar adecuado y utilizarlo correctamente. Por si tienes dudas, aquí van algunas cosas a tener en cuenta al elegir el protector solar que necesitas.
Qué es el factor de protección
Es lo principal a la hora de elegir una crema: seleccionar bien el FPS o factor del protección solar. Los hay desde muy bajos (4 y 8) hasta los más altos (más de 50). Pero, qué quiere decir ese número.
Ese número es por cuánto se multiplica el tiempo que tu piel puede resistir la exposición al sol antes de quemarse. Si estamos hablando de pieles muy blancas que muestran señal de agresión solar tras pasar solo 5 minutos al sol, un factor 4 aumentará esa resistencia antes de la quemadura a 20 minutos.
Si eres de los que se quema con solo asomarse al sol, busca una protección alta. También es más adecuada para la piel de la cara, los hombros, el cuello y la nuca, ya que pasan más tiempo expuestos al sol.
Filtro físico o filtro químico
Dentro de los protectores solares, los hay de dos tipos respecto a su mecanismo de acción: los de filtro solar químico y los de filtro solar físico.
En los primeros, el fabricante utiliza diminutas partículas de elementos como óxido de zinc o dióxido de titano para que reflejen los rayos ultravioleta y así proteger la piel. Tienen el inconveniente de que dejan la piel de un color blanquecino poco favorecedor.
En los segundos, cada fabricante utiliza una fórmula patentada con varios elementos que absorben la radiación del sol para proteger la piel. Tienen el inconveniente de que pueden causar reacciones alérgicas a algunas personas con la piel especialmente sensible.
Instrucciones y resistencias
Una vez que has elegido el factor de protección más adecuado para ti, lee bien las instrucciones de uso, que pueden ser diferentes dependiendo de que el protector sea en crema, en spray, más líquida o más densa.
Esas instrucciones pueden indicarte que te apliques el protector un rato antes de exponerte al sol, cómo de a menudo debes repetir la aplicación (normalmente nunca menos de cada dos horas) y si es resistente al sudor y al agua o no, en cuyo caso debes acordarte de echarte crema de nuevo cada vez que salgas del agua.
Recuerda que estar dentro del agua fría no reduce la actividad del sol en tu piel, así que échate crema si te bañas aunque no creas que no te estés quemando.
Caducidad y estado de la crema
Si compras uno nuevo no tendrás que preocuparte por esto, pero si reutilizas un protector solar de años anteriores es importante que te asegures de que está en buen estado. Para eso, busca en la etiqueta el símbolo de un tarro, y dentro un número seguido por una M. Ese es el número de meses que el fabricante puede garantizar la efectividad del producto una vez abierto.
Pasada esa fecha, untarse la crema sigue siendo perfectamente seguro, así que puedes usarla tranquilamente, pero quizá no sea igual de efectiva, así que te recomendamos que la apliques más a menudo.
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