El champiñón portobello es una variante del común de color más oscuro y sabor más intenso que además nos ofrece ejemplares de tamaño mucho mayor. Algunos, calificados como gigantes, son perfectos para cocinar a la parrilla y usar como si de una pieza de carne se tratara, pero hoy proponemos aprovecharlos para rellenarlos con huevo de gallina y cocinarlos al horno.
Necesitamos por tanto champiñones portobello de muy grandes dimensiones -pueden ser del diámetro de una mano grande-, aunque si no encontramos de este tipo podemos recurrir a los pequeños y emplear huevos de codorniz, o usar solo las yemas de unos huevos de talla pequeña.
Precalentar el horno a 200ºC con calor arriba y abajo. Limpiar suavemente los champiñones con un paño o papel de cocina húmedo y retirar el pie con cuidado, raspando un poco los filamentos con una cuchara. Reservar los pies para otra receta o picar muy finos para saltearlos ligeramente con un poco de aceite y mezclar con algo de tomate para la base del relleno (opcional).
Pintar con aceite por fuera y aderezar por dentro con ajo, cebolla en polvo, tomillo u orégano, sal y pimienta. Disponer en una fuente de horno engrasada o con papel de aluminio o antiadherente y hornear unos 8-10 minutos, hasta que estén ligeramente cocinados.
Sacar del horno, dejar enfriar un poco y rellenar con un poco de tomate triturado, o troceado, o salsa casera que tengamos por la nevera (se puede usar también pisto, incluso tomate natural pelado y picado). Condimentar con un poco más de hierbas o pimienta y sal, y romper dentro un huevo con mucho cuidado.
Dar un golpe de pimienta y hornear hasta que los huevos hayan cuajado al gusto, preferiblemente dejando la yema melosa para poder romperla y que se funda con el champiñón.
Con qué acompañar los champiñones rellenos de huevo
Combinando las propiedades saludables de los hongos, muy bajos en calorías y más si los cocinamos al horno, con las proteínas y grasas beneficiosas del huevo, tenemos un bocado muy versátil y nutritivo para incluir en nuestros menús a cualquier hora del día. Son excelentes como desayuno proteico y muy saciante, pero su gran tamaño los hace ideales para tomar como primer plato con una cama de hojas verdes o ensalada, o a la hora de la cena con una guarnición de verduras al gusto.
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