La bechamel puede tener mala fama porque se asocia con platos muy calóricos y ultraprocesados de mala calidad, pero es una de las salsas básicas de nuestra cocina cuyo valor nutricional dependerá del uso que le demos. Y, por supuesto, no se puede comparar la versión casera con la industrial, que además podemos adaptar a otras dietas como en esta receta de bechamel vegana, apta también para intolerantes a la lactosa.
Los ingredientes básicos de la bechamel son tres: mantequilla, harina y leche. Para la versión vegana preferimos usar aceite de oliva virgen extra en lugar de margarina u otras alternativas comerciales, que suelen ser de dudosa calidad. En cuanto a la leche, se puede emplear cualquier bebida vegetal a nuestro gusto, siempre teniendo en cuenta que puede haber ligeras variaciones de color, sabor y textura.
En esta sencilla receta empleamos harina común de trigo y leche o bebida de soja, pero podéis emplear otros ingredientes. Se puede preparar con harina de espelta o en su versión integral, también con alternativas sin gluten (el almidón de maíz o maizena es una buena opción) e incluso harina de legumbres, con más proteínas.
Las bebidas vegetales suelen ser algo más dulzonas que la leche, pero solo tendremos que corregir el sabor al final de la cocción, ajustando la cantidad de sal, pimienta y nuez moscada al gusto. Es recomendable reservar más líquido para ajustar la consistencia sobre la marcha, hasta tener la textura deseada.
Si queremos una bechamel espesa para hacer croquetas o algún relleno de más consistencia, habrá que aumentar proporcionalmente la cantidad de aceite y de harina. Si preferimos una salsa más ligera, podemos añadir más bebida o usar incluso caldo de verduras.
Es preferible utilizar una cazuela ancha o sartén de fondo grueso y antiadherente, para evitar que se queme y tener una superficie amplia de trabajo, en lugar de un cazo estrecho. También es aconsejable emplear leche o bebida vegetal a temperatura ambiente, y no fría de la nevera.
Calentar el aceite de oliva a temperatura media-baja, sin dejar que humee, y añadir la harina con cuidado. Inmediatamente empezar a remover con unas varillas o una cuchara de madera, para tostarla e incorporarla con el aceite, formando una pasta espesa -llamado roux-.
En ese momento hay que empezar a echar la bebida vegetal poco a poco, sin dejar de remover constantemente, ahora sí usando unas varillas. Mantener la cocción a potencia suave para que no se queme y no hierva. Continuar echando líquido y removiendo constantemente, hasta que espese al gusto. Aproximadamente tardará unos 30-40 minutos.
Apartar del fuego y añadir sal, pimienta negra -opcional- y nuez moscada recién rallada al gusto, siempre probando con cuidado para corregir el punto. Si nos ha quedado muy líquida podemos devolverla al fuego y dejar que reduzca. Si hubieran quedado grumos podemos pasar la salsa por una batidora.
Con qué acompañar la bechamel vegana
La salsa bechamel vegana tiene multitud de aplicaciones, y no solo croquetas. Podemos usarla para cocinar pasta o sus versiones vegetales -como una lasaña de calabacín-, o para hornear y gratinar verduras en el horno. Si la dejamos más líquida se puede emplear simplemente como acompañamiento para mojar, dándole más sabor con otras especias al gusto.
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