Cuando se le coge práctica al ritual de preparar crêpes caseras es muy fácil adaptar la receta a tu gusto y casi puedes hacerlas con los ojos cerrados. Son un recurso estupendo para dar variedad a nuestros desayunos, almuerzos y cenas, e incluso podemos hacerlas **más nutritivas*+ añadiendo, por ejemplo, espinacas a la masa, dejando un vistoso color verde.
Al emplear hojas tipo brote, las más pequeñas y tiernas, de la verdura de hoja, en crudo, aprovechamos al máximo sus vitaminas, su colorido brillante y también su agua y fibra, sin que se note prácticamente nada en el sabor de la masa. Las hemos preparado además sin gluten, con harina de avena certificada, y podríamos usar también de trigo sarraceno o alforfón, una mezcla de ambas. Con estas harinas solo hay que tener más cuidado al voltear las crêpes, pues son más delicadas.
Batir en el vaso de la batidora o robot, o en un cuenco grande con varillas, los huevos con la leche, el agua, la harina de avena, especias al gusto y una pizca de sal.
Añadir las espinacas, lavadas y muy secas si no vienen ya listas en el paquete, ligeramente troceadas, e ir triturando con una batidora de brazo o robot adecuado. Echarlas poco a poco triturando bien a medida que se vayan incorporando. Pueden quedar trocitos pequeños de hojas. Tapar y reposar 15-20 minutos.
Remover la masa para rehomogeneizarla. Calentar una sartén ancha antiadherente a fuego medio, engrasar ligeramente con aceite y echar un cacito de la masa en el centro, extendiéndola bien y girando la sartén para formar una crêpe fina. Es probable que la primera no salga muy bien.
Esperar a que salgan burbujitas y que se despeguen los bordes al levantarlos ligeramente con una espátula fina antes de intentar dar la vuelta a la masa con la misma espátula o usando las manos (si tenemos maña). Cocer un poco menos por el otro lado y retirar a un plato.
Repetir hasta terminar la masa. Mantener las crêpes finalizadas en una torre y tapadas con plástico film para que se conserven tiernas y calientes. Se pueden guardar en la nevera, una vez frías, bien tapadas, durante un día.
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Con qué acompañar las crêpes verdes de espinacas
Al ser una masa neutra podemos tomar estas crêpes a cualquier hora del día, sirviéndonos las unidades que cada uno necesite según sus circunstancias concretas o necesidades nutricionales. Un relleno muy sencillo que siempre funciona es el de mezcla de ensalada o simple tomate con algo de queso o pollo cocido, salmón ahumado, aguacate, atún o bonito en conserva, etc. Si preferimos algo más dulzón solo hay que usar una ase de yogur griego y agregar fruta natural.
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