Hay que reconocer que en su nombre en inglés suena mejor. Las energy balls son un snack o picoteo muy popular en las redes por su facilidad de preparación y la versatilidad que ofrecen a la hora de personalizarlas. Estas bolitas con copos de avena, mantequilla de cacahuete, dátiles y coco, pueden solucionarnos también un desayuno apresurado o ser un bocado estupendo para cargar energías antes de entrenar, o recuperar después.
Recomendamos utilizar copos de avena de los llamados suaves o finos, con una textura más agradable para masticar en crudo y más fáciles de integrar a la masa. Para este tipo de elaboraciones usamos una crema de dátil casera, que aquí detallamos cómo elaborar, usando preferiblemente dátiles medjool pues son mucho más jugosos, aromáticos y sabrosos. Puedes comprar también sirope de dátil comercial o simplemente remojar unos cuantos ejemplares (si estuvieran secos) y triturarlos antes de la receta.
Si no tenemos sirope o crema de dátil, tomar unos cuantos ejemplares, retirar el hueso, trocearlos y dejarlos a remojo hasta que estén blandos. Si son medjool apenas encesitarán rehidratarse. Escurrir y triturar, añadiendo un poco de agua, y echando más a medida que se trituran hasta obtener una crema homogénea. Separar la cantidad indicada para la receta.
Disponer todos los ingredientes en un recipiente, picando en trocitos los arándanos rojos o el ingrediente que se quiera usar (pasas, orejones, nueces, almendras...). Combinar bien hasta tener una masa húmeda homogénea. Si estuviera muy seca, agregar pequeñas cucharaditas de leche, agua u otro líquido.
Tomar pequeñas porciones con una cuchara de unos 15 ml y bolear con las manos. Deben salir unas 20 unidades, más o menos; también se pueden hacer más grandes o más pequeñitas. Guardar en un recipiente hermético y mantanter refrigeradas, o congelar por separado.
Con qué acompañar las energy balls
Estas bolitas energéticas son estupendas como comida rápida para incorporar en nuestras rutinas de entrenamiento antes o después de la actividad, pues son ricas en carbohidratos complejos y también proteínas vegetales, pero también podemos tomarlas como parte de nuestro día a día si necesitamos comer algo en mitad de la jornada, o no tenemos tiempo para parar a desayunar por las mañanas. Obviamente son muy calóricas, por eso habrá que administrarlas con cabeza según nuestras necesidades. Al ser muy saciantes y dulzonas, pueden ayudarnos a calmar la ansiedad y controlar el hambre entre horas.
En un recipiente hermético y refrigeradas aguantarán algo más de una semana (quizá menos en verano), pero también se pueden congelar hasta unos tres meses.
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