El yogur me parece uno de los mayores inventos de la humanidad. Tan simple, tan humilde, pero tan nutritivo y versátil que a veces no lo valoramos bien. Es mi lácteo preferido porque además me sienta bien como intolerante a la lactosa, y si es de calidad, es un verdadero manjar. Mi última obsesión es esta receta de huevos turcos con yogur, saludable y deliciosa.
Es una preparación muy simple: una base de yogur natural mezclado con hierbas y especias que acoge un huevo pochado o escalfado, con la yema sin cuajar. La combinación de sabores se puede adaptar al gusto y, aunque pensados para el desayuno, son un bocado lleno de proteínas ideal para cualquier hora.
Ingredientes por persona
- 125-150 g de yogur tipo griego natural (espeso pero sin nata añadida, puede ser desnatado), 1/2 diente de ajo o ajo granulado, 1 cucharadita de hierbas al gusto (perejil, eneldo, cilantro, tomillo, romero...), pimienta negra, pimentón dulce o picante, sal, 1 huevo L, aceite de oliva virgen extra, cebollino y sal en escamas para servir.
Cómo hacer huevos turcos con yogur
Remover bien con unas varillas el yogur para dejarlo cremoso, escurriendo el líquido que pueda tener. Mezclar con el ajo machadado o granulado, las hierbas, una pizca de pimienta, pimentón al gusto y una pizca de sal. Colocar en un cuenco pequeño haciendo un hueco en el centro.
Cocinar el huevo escalfándolo en agua hirviendo o pochándolo con el truco de la bolsita de plástico film, apenas lo justo para que cuaje la clara y la yema quede casi cruda. Sacar con una espumadera, dejar que escurra el agua y depositar en el centro del cuenco con el yogur.
Añadir por encima cebollino picado, un poco de pimentón extra, sal gruesa en escamas y un chorrito de buen aceite de oliva virgen extra. También podemos poner ralladura de limón o guindilla en aros finos.
Tiempo de elaboración | 20 minutos
Dificultad | Fácil
Degustación
Estos huevos turcos con yogur (ocilbir) piden ser acompañados de un pan plano tipo naan, tortillas de trigo o maíz, o unas regañás o tostas de buen pan. Hay que pinchar la yema para que se expanda por el cuenco, mezclándose con el yogur y todos los demás sabores. Podemos duplicar las cantidades para un desayuno o cena más nutritivo, es saciante pero sin resultar pesado.
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