Una de las consecuencias de la pandemia de coronavirus en el mundo del deporte profesional y amateur es que las carreras que teníamos en el calendario se han visto pospuestas a una fecha posterior o canceladas hasta la edición del próximo año. La mayoría de las veces que corremos, lo hacemos con una carrera o un reto en mente: el hecho de que el calendario se encuentre vacío ha cambiado la forma de entrenar para muchos.
Si siempre corres con una planificación dirigida a completar una carrera, mirando los ritmos en tu pulsómetro y midiendo los kilómetros que te tocan cada día, quizás esta nueva situación es una buena oportunidad para olvidarte del reloj y salir a correr simplemente por sensaciones. Una suerte de "vuelta a lo básico" que nos puede hacer mejorar como corredores.
Los beneficios de salir a correr por sensaciones
- De vuelta a los inicios: cuando comenzamos a correr, generalmente como mucho llevamos un reloj con cronómetro para saber cuánto tiempo hemos pasado corriendo y cuánto caminando con los famosos ca-cos. Correr sin pulsómetro y por sensaciones puede ayudarnos a recordar esas primeras salidas en las que no nos preocupábamos de ritmos o velocidad, y simplemente salíamos a disfrutar.
- Conocer mejor tu cuerpo: correr por sensaciones significa también hacerlo siguiendo nuestro esfuerzo percibido. En lugar de mirar el reloj y saber en cuál de nuestras zonas de entrenamiento nos encontramos para saber si debemos subir o bajar el ritmo, podremos guiarnos por lo que nos dice nuestro propio cuerpo y apretar o relajar el ritmo según las sensaciones que vayamos teniendo.
- Deja volar la mente: si cuando corres con pulsómetro vas pensando siempre en mantener el ritmo que tienes que llevar en ese entrenamiento para cumplir con tu planificación, salir a correr por sensaciones puede darte una mayor sensación de libertad. Si lo que buscamos muchas veces al salir a correr es relajarnos y olvidarnos de los problemas del día a día, estresarnos por no poder llevar un ritmo concreto no parece la mejor idea para conseguirlo.
La idea no es quitarnos el pulsómetro y no volver a usarlo nunca más, claro, sino aprovechar este "parón forzoso" de carreras que tenemos ahora mismo para entrenar de otra manera y explorar formas diferentes de integrar el ejercicio físico en nuestro día a día.
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