El triatlón es uno de los deportes más exigentes que existen a nivel aeróbico, ya que su larga duración la hace una prueba realmente dura.
Saber cómo combinar los entrenamientos de las disciplinas que conforman este deporte nos permitirá rendir mejor durante las competiciones y progresar más durante los entrenamientos.
Frecuencia, la variable más importante
Sin duda, lo más importante para preparar un triatlón no es correr, nadar, o pedalear hasta morir con la intención de mejorar nuestra resistencia.
Lo más importante será realizar los esfuerzos mínimos necesarios para progresar en cada disciplina de manera tan frecuente como nos sea posible.
Lo que quiero decir con esto es que tiene más sentido nadar todos los días durante treinta minutos, que nadar un solo día a la semana durante tres horas y que las agujetas y el cansancio posterior nos impidan nadar de nuevo hasta dentro de mucho tiempo.
Además, si llevamos a cabo este segundo método solo estaremos frescos durante un único entrenamiento, mientras que si practicamos un poco todos los días podremos exprimir los entrenamientos al máximo. Aunque el ejemplo escogido ha sido la natación, con la carrera y el ciclismo ocurre lo mismo.
De la misma manera, si entrenamos hasta el agotamiento es muy probable que nuestra técnica empeore y nos lesionemos con más facilidad.
En ningún entrenamiento, o en casi ninguno, dependiendo de la programación que nos plantee nuestro preparador, llegaremos a trabajar con las distancias necesarias para completar un triatlón.
Por último, esto nos permitirá trabajar más de un tipo de entrenamiento en la misma sesión, de modo que podremos combinar la carrera, la natación y el ciclismo en un solo entrenamiento.
El volumen de entrenamiento de cada disciplina dependerá de ti y de tu preparador (con quien te recomiendo que cuentes), ya que tendrás que valorarlo en función de tu nivel de entrenamiento, tu capacidad de recuperación, tus horarios...
Empieza a ser específico
Un segundo punto a tratar es la especificidad de los entrenamientos.
Esto quiere decir que nuestros entrenamientos deberían ser lo más similares posibles a la competición posterior. Si vas a utilizar avituallamiento de cualquier tipo (geles de carbohidratos, comida sólida, bebidas deportivas...) el momento para hacer las pruebas es durante los entrenamientos, y nunca durante la propia competición.
De la misma manera, si el circuito por el que vas a pedalear o a correr tiene oscilaciones en la pendiente, te interesará evitar entrenar en terrenos llanos.
Aunque esto solo son ejemplos, la especificidad en el entrenamiento puede marcar la diferencia en las competiciones. Todo es importante y todo cuenta en una prueba tan larga; desde la ropa que utilizarás el día del triatlón hasta la hora a la que tendrás que competir.
La idea en este caso es que trates de imitar todo lo posible la competición final durante tus entrenamientos (excepto en el volumen de entrenamiento, por los motivos que hemos comentado antes).
Sé paciente, no existen atajos
Lo último que tienes que hacer si quieres preparar un triatlón correctamente es ser paciente.
Como hemos mencionado, el triatlón es un deporte muy exigente. Si antes no te has preparado para pruebas de menor calibre como una 10K o una media maratón, quizá te convenga evitar subir varios peldaños de golpe.
La paciencia por sí sola no vale de nada, evidentemente tendrá que ir de la mano con un entrenamiento inteligente, pero desde luego lo que tienes que entender es que un triatlón no se prepara de un día para otro, pero no por ello deberías rendirte.
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