Septiembre es para muchos el verdadero enero del año: alumnos que inician un nuevo curso y personas que después de verano quieren ponerse en forma y mejorar su composición corporal. El problema es que, como el septiembre anterior, algo sucede con esa motivación inicial, y abandonamos al poco tiempo. Lo ideal es no tener una fecha establecida para lograr un objetivo final, aunque sí poner metas. De esta forma, iremos progresando en el entrenamiento y adhiriéndonos al ejercicio físico.
No abandones el gimnasio y la dieta este septiembre con estas estrategias
Septiembre es el día de la marmota en el que revivimos una y otra vez las mismas situaciones que el año anterior. Arrancamos nuestros propósitos con mucha motivación, pero la vamos perdiendo por el camino. Ocurre lo mismo que en enero y poco tiempo antes de verano.
Estos meses los gimnasios comerciales tienen un gran repunte de asistencia, pero al mes siguiente la oleada vuelve a la normalidad. A nivel comercial, los centros deportivos venden ofertas anuales muy jugosas para ahorrarte mucho dinero. Lo hacen así porque saben que la inmensa mayoría de personas paga la anualidad, pero no va más allá de esos picos de motivación de septiembre y enero.
Estar muy motivado está bien, pero guarda un poco de motivación para cuando flaqueen las ganas
Cada septiembre se dan las mismas preguntas y respuestas en los centros deportivos. Cuando pides un programa para entrenar te preguntan cuántos días a la semana más a entrenar. La respuesta suele ser "voy a entrenar todos los días". Tú y la persona con la que estás hablando saben que eso no es así.
Puede que la primera semana lo hagas, pero la siguiente semana tendrás algo que te impedirá ir dos días. A la siguiente semana se juntarán cosas del trabajo y falta de ganas y ya irás solamente tres días. En ese momento empezarás a sentirte culpable porque tu listón estaba en ir a entrenar todos los días, y has "fracasado".
Pon un listón más bajo de forma que sea fácil pasarlo y ya habrá tiempo de progresar. Entrenar todos los días está bien, pero si somos realistas, eso no encaja en un estilo de vida común, salvo que seas un atleta de élite. Es preferible que te marques tres días a la semana y que luego vayas cinco, a que sea al revés. De esta forma no sentirás ese "fracaso" y lo tomarás como un éxito.
No cambies todo a la vez: pequeños pasos repetidos mucho tiempo nos llevan más lejos que unos grandes pasos algunos días
Todos queremos un cuerpo musculado y definido para lucirlo en la playa o para mirarnos al espejo. Para conseguirlo, ¿es mejor hacer todo perfecto durante el mes de septiembre y después abandonar, o hacerlo todo regular desde septiembre hasta junio?
Los humanos somos bastante de "blanco o negro", cuando realmente lo bonito está en los colores. Si has pensado este septiembre cambiar tus hábitos, ir más al gimnasio, comer mejor, etc. hazlo, pero no todo perfecto y de golpe.
Beber refrescos azucarados no es sano ni bueno para mejorar la composición corporal, pero si estás habituado a ello no será buena idea eliminarlos por completo de un día para otro. Puedes ir reduciendo la cantidad, pasando a opciones sin azúcar, y cuando te hayas adaptado, sin darte cuenta, estarás bebiendo agua sin pensar en refrescos.
No es necesario que vayas al gimnasio dos horas todos los días y luego comas una ensalada. Introduce pequeños cambios poco a poco que aumenten tu actividad física cada día y te acerquen a una dieta saludable, pero si haces cambios bruscos es muy probable que te tropieces por el camino y abandones pronto.
Busca un entrenador personal
Cuando necesitamos terapia, acudimos a un profesional e invertimos 200 € al mes; cuando nos molesta algo vamos al fisioterapeuta y abonamos 30 € por sesión; y así podríamos continuar con otros muchos profesionales que nos cuidan y cuya formación y trabajo tenemos que pagar.
Sin embargo, cuando queremos cuidar de nuestra salud en el gimnasio buscamos un gimnasio low cost de 25 € al mes y nos buscamos la vida leyendo por internet. Un entrenador personal es una palanca que nos saca del lugar en el que estamos, nos ayuda durante un tiempo y luego nos deja rodar solos porque ya conocemos nuestro cuerpo y cómo debemos cuidarlo.
Los resultados entrenando con un profesional son mucho mayores que yendo por nuestra cuenta al gimnasio. Los motivos son varios, pero principalmente dos: si nos rascamos el bolsillo nos obligamos más; alguien que sabe por dónde ir hará que el camino sea más fácil y corto.
Los servicios de un entrenador personal cualificados no son baratos ni están al alcance de todo el mundo, más aún con la inflación actual que nos hace mirar cada euro. Si encaja en tu economía, un entrenador personal te llevará en unos meses a conseguir objetivos que no habías conseguido antes.
Somos la media de las cinco personas con las que pasamos más tiempo
¿Por qué no has ido al gimnasio hasta ahora, o has abandonado al poco tiempo de ir? Es muy probable que no tengas amigos o familia cercana que te acompañe. Una de las estrategias de los centros deportivos para atraer a la gente a entrenar es ofrecer paquetes familiares con gran descuento.
Un día no tendrás muchas ganas de ir al gimnasio tú, y otro día será tu pareja o tu amigo, pero si no te rodeas de personas a las que les guste el ejercicio físico será más difícil no abandonar en el camino. Al menos hasta que crees un hábito y vayas a entrenar como estilo de vida.
Hay opciones como CrossFit o diferentes actividades en las que perteneces a una tribu. Esa tribu será la que te haga ir a entrenar, ya sea por la sesión de ejercicio o por el rato de charla y socialización. Si la gente que te rodea hace ejercicio es más fácil que no abandones, así que rodéate de fanáticos del ejercicio físico.
Empieza hoy, pero sin una fecha límite
Dicen que no se pueden poner puertas al campo, y yo completo diciendo que no se puede poner una fecha límite al entrenamiento y la dieta, especialmente si son tan cortas que es imposible que consigamos el objetivo. Cuando ponemos una fecha para nuestro cambio físico, como puede ser una boda, el verano para la playa o cualquier otra, estamos poniendo el foco en ello, y no en nosotros.
Nuestro cuerpo nos durará toda la vida, y no tenemos otro para cambiarlo, como las pilas cuando se acaban. Tenemos que entrenar y cuidar de él porque lo amamos, no porque lo odiamos. Si odias comer brócoli, por mucho que te esfuerces todos los miércoles que te toca en la dieta, no durarás toda la vida.
Septiembre es el mes en el que debemos aprender a disfrutar del entrenamiento y de la comida. Es el momento en el que entendemos que comernos una pizza o saltarnos un entrenamiento no es un fracaso, siempre que sea la excepción, no la noma.
Dale una oportunidad distinta a este septiembre y tómate tus propósitos saludables como una carrera de ultra fondo, no como un esprín. Poco a poco notarás como te va gustando más ese brócoli si lo comes cuando sale de ti, no cuando te obligan, y disfrutarás viendo tus avances físicos. Esa es la mejor forma de que este septiembre sea el último inicio de propósitos y comience a a ser un mes más.
En Vitónica | Ocho consejos para motivarte a entrenar y no desistir en el camino
Imágenes | Karsten Winegeart (Unsplash), Anastasia Hisel (Unsplash), Anastasia Hisel (Unsplash), Andreaa Boncota (Unsplash)