Deporte es igual a salud, ¿no? De forma que si no lo pensamos mucho o tenemos poco criterio crítico (como es normal que tengan los niños), podríamos pensar que todo lo que promocionan los deportistas es sano, ¿verdad? Error, piensa de nuevo.
Según un estudio publicado en la revista Pediatrics y aplicado a los deportes en Estados Unidos, el 76% de los patrocinios deportivos promocionan comida basura.
Para llegar a esa conclusión analizaron distintos eventos deportivos que se retransmitían por televisión e identificaron un total de 273 anunciantes de comida y/o bebidas no alcohólicas que promocionaban 328 productos y 83 logos de productos diferentes.
Un análisis detallado indicaba que el 76% de los productos anunciados tenía muy bajo o nulo valor nutricional, y el 52,4% de las bebidas tenían un alto contenido en azúcar. Las marcas más comunes son Coca-Cola, Pepsi, MacDonalds y Wendy's, otro restaurante de comida rápida.
Aunque el estudio se ha realizado en Estados Unidos, esta polémica no nos es ajena en España, donde hemos visto a David Beckham anunciar Pepsi, a Ronaldinho anunciar Natillas Danone y a Isco, Iker Casillas o Fernando Torres anunciar Mahou, entre otros ejemplos de cómo nombres y eventos deportivos se asocian a productos poco o nada saludables.
No son solo los deportistas
Aunque es especialmente llamativo en el caso del deporte por su supuesta asociación con la salud, no son los deportistas los únicos que venden su imagen, a veces a compañías y productos que no son nada saludables: Beyoncé, Justin Timberlake, Britney Spears o Katy Perry son otros ejemplos de la misma problemática: su imagen se ha asociado a Pepsi, MacDonalds y Cocacola entre otros.
Se trata de una práctica que aunque parece inocua, puede no serlo si tenemos en cuenta que vivimos en medio de una epidemia mundial de obesidad y, paradójicamente, malnutrición al mismo tiempo: los índices de sobrepeso van al alza pero en muchos casos se deben al consumo excesivo de productos procesados con algos contenidos de azúcar, sal, grasas y harinas procesadas.
El problema es que ver a gente que consideramos saludable y exitosa uniendo su imagen a estas marcas nos manda el mensaje de que no hay riesgo en comer sus productos, que se puede estar sano e incluso ser un deportista de élite comiendo comida rápida, bebiendo bebidas con mucho azúcar y consumiendo postres procesados.
Especialmente dañino para niños y adolescentes
El mensaje es especialmente potente para los niños y adolescentes, que a menudo tienen menos criterio crítico para distinguir los mensajes subliminales de la publicidad y contraponerlos con datos fiables. Además, ellos suelen tener menos opciones y recursos para decidir su alimentación, y por tanto recurren a lo que tienen más a mano, ya sea en casa o fuera, gracias a la publicidad.
Uno de los principales pilares de una vida sana y feliz es mantener la salud, que depende de unos buenos hábitos alimenticios desde la infancia y la adolescencia. Educar a los niños para que aprendan a comer desde pequeños es hacerles responsables de su propia salud, enseñarles a cuidar de sí mismos. Para eso, deben implicarse las familias, los centros educativos y la sociedad en su conjunto, dando ejemplo y aportándoles opciones alimenticias saludables.
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