La primavera es mi estación favorita, pero cada año, cuando llega mayo, me pasa lo mismo: llega ella con sus flores, su polen y sus cambios de temperatura y clima y me pasa factura. Cansancio extremo, apatía, problemas para dormir, malestar general, etc. Estos y otros síntomas son los que podemos notar si en estas fechas del año sufrimos astenia primaveral.
Cada persona podemos notarlo de una manera diferente, ya que esto que conocemos como "astenia primaveral" puede deberse a diferentes causas. El primer paso es reconocer qué nos está pasando para poder tratarlo. Por suerte, hay algunas maneras de sobrellevar mejor estos meses y poder disfrutar de la primavera en todo su esplendor.
Existe o no existe la primavera primaveral
La realidad es que no existe un consenso científico sobre la existencia de lo que se denomina como "astenia primaveral". Esta recibe el nombre de la astenia: un síntoma documentado y probado de otras enfermedades como el cáncer, infecciones o problemas del metabolismo.
La astenia primaveral no tiene nada que ver con la anterior y no está considerada un problema médico ni nada que necesite recibir tratamiento. Lo que sí sabemos es que durante estos meses, numerosas personas experimentan algunos síntomas comunes.
Entre los síntomas más habituales encontramos la fatiga, debilidad física, irritabilidad, apatía, dificultades para concentrarse, falta de energía, en algunas personas pérdida de apetito, pérdida de deseo sexual e, incluso, dolor de cabeza o sensación de tristeza. Este conjunto se síntomas sería pasajero y no durarían más de dos semanas.
Según indican desde la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), las astenia primaveral no sería una patología, pero sí podría considerarse un proceso de adaptación al cambio de los factores ambientales. En este sentido, señalan que la primavera puede ser una estación en la que notemos más cansancio debido a causas como la alergia al polen, los cambios en las horas de luz, en la temperatura, en la presión atmosférica. etc.
Qué podemos hacer para sobrellevar mejor estos días de astenia primaveral
En cualquier caso, si este proceso de adaptación nos genera malestar y nos hace sentir incómodos - cosa que parece afectar más a las personas con alergia al polen - es interesante que sepamos lo que podemos hacer para manejar los síntomas.
Mantener un horario regular de sueño
Durante estos días podemos experimentar cierta desregularización en el sueño. Ya sea porque el el cambio de horarios nos ha afectado, o porque los cambios de temperatura y de luz nos están dificultando el sueño, puede ocurrir que estemos durmiendo peor.
Por ello, es importante que intentemos cuidar nuestra higiene del sueño más de lo normal. Intentar irnos a dormir y despertarnos siempre a la misma hora, regular la temperatura, luz y ruido de nuestra habitación, evitar el consumo de alimentos y bebidas excitantes como el café, etc., nos ayudará a dormir mejor.
Hidratarnos de manera adecuada
La deshidratación puede influir en nuestros niveles de cansancio y hacernos sentir todavía más agotados. Con la subida de temperatura es posible que necesitemos beber más agua que durante el invierno. Por ello, es importante que nos aseguremos de beber la cantidad suficiente de agua.
Esto nos ayudará a regular nuestra temperatura corporal, evitará la deshidratación y favorecerá nuestra función renal e intestinal.
Anticiparnos al cambio horario
Lo ideal sería que cuando vaya a haber cambios horarios nos adelantemos al mismo unos días. Es decir, durante los días anteriores iremos adaptando gradualmente nuestras rutinas al cambio de horario que se viene.
Mantener una alimentación saludable rica en verduras y frutas
Siempre es importante que mantengamos una alimentación saludable, pero si estamos sufriendo de astenia primaveral, es especialmente importante que lo hagamos. Asegurarnos de que nuestra dieta se base en verduras y fruta como alimento principal, nos ayudará a tener los nutrientes, vitaminas y minerales necesarios para nuestro organismo. Además, colaborará en que tengamos una mejor hidratación.
Reducir el consumo de alimentos muy calóricas, azúcar y grasas poco saludables
De igual manera, será de gran ayuda que reduzcamos el consumo de alimentos muy calóricos y pesados, que requerirán de más recursos en el sistema digestivo para ser digeridos y pueden influir en que nos sintamos todavía más cansados. Lo mismo ocurre con los alimentos ricos en azúcar añadido y grasas. Además, la mala calidad de nutrientes nos hará sentir peor.
Tener un horario de comidas regular
Igual que con el sueño, es importante que tengamos un horario regular de comidas. Hacer las comidas siempre en los mismos horarios nos ayudará a tener una rutina estable, que facilitará que nos adaptemos al nuevo horario y a la nueva luz existente durante el día.
Realizar ejercicio físico
Es posible que durante estos días tengamos que rebajar un poco la intensidad del ejercicio físico que hacemos, realizándolo de manera algo más moderada. En cualquier caso, es importante que sigamos haciendo ejercicio. Si podemos aprovechar las horas de luz para hacer algo de ejercicio en el exterior, mejor todavía.
Este artículo fue originalmente publicado por Iria Reguera en mayo de 2020 y ha sido revisado para su republicación.
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