Mucho se ha hablado sobre lo bueno que es consumir una cerveza después de entrenar, ya que nos ayuda a recuperarnos de la actividad desarrollada. Pero en contra de esta creencia han surgido varias voces, y no por el valor nutritivo de la bebida, sino por la cantidad de alcohol que contiene.
Sí que es cierto que la cerveza tiene una serie de propiedades nutricionales que la convierten en una bebida muy beneficiosa para la salud, su alto contenido en vitamina B es digno de tener en cuenta, pero en contra de esto juega el alcohol que contiene la cerveza, y es que las bebidas alcohólicas no deben acompañar a ninguna dieta deportiva si lo que queremos es mejorar nuestro rendimiento y obtener el máximo de nosotros.
En contra de lo que se ha difundido desde hace años, el Doctor Pedro Manonelles de la Federación española de Medicina del Deporte, ha afirmado que la cerveza no es un buen reconstituyendo después de los entrenamientos, ya que se trata de una bebida alcohólica que afecta a nuestro organismo e impide que llevemos a cabo un rendimiento óptimo. Pero no solamente afecta al rendimiento, sino que retrasa la recuperación de los músculos después de entrenar.
Por muy pequeña que sea la cantidad ingerida de alcohol puede verse afectado nuestro organismo en gran medida e influir enormemente en el rendimiento que vamos a tener a la hora de entrenar. El Doctor Manonelles afirma que a partir de 0,2 gramos de alcohol en sangre nuestras funciones neuromotoras se ven afectadas influyendo directamente en el desarrollo de nuestros ejercicios y en la forma que vamos a tener de llevarlos a cabo.
Es importante que a la hora de asistir a entrenar tengamos un control total sobre el organismo, e ingerir bebidas alcohólicas no nos va a ayudar a conseguirlo. Si este control no existe el desarrollo de las rutinas en ningún caso va a ser el adecuado, ya que a pesar de no notar efectos claros de intoxicación etílica nuestro organismo no funciona al 100 por cien, y a la larga lo vamos a notar, ya que el consumo de alcohol influye directamente en la fuerza y en la coordinación.
El efecto exacto del alcohol en el organismo es una euforia y aumento de fuerza momentánea derivada del exceso de azúcares que introducimos en el organismo, pero que enseguida se desvanece y se convierte en un estado casi depresivo que afecta directamente a nuestro rendimiento motor. A esto hay que sumar el efecto diurético que el alcohol tiene y que puede ayudar a la deshidratación que ya sufre de por sí el cuerpo cuando entrenamos, pues la sudoración es alta.
Es importante que tengamos esto en cuenta y no utilicemos la cerveza como el mejor recuperador que existe. Podemos echar mano de variedades sin alcohol o de otro tipo de alimentos como la levadura de cerveza que ayudarán a reponernos después de un entrenamiento sin afectar nuestras funciones motrices.
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