En infinidad de ocasiones hemos hablado en Vitónica de las infusiones y de los efectos que tienen en nuestra salud a la hora de mejorarla considerablemente en muchos aspectos. Consumir infusiones puede ser una práctica que acabe convirtiéndose en un hábito, y por ello es necesario que nos paremos a analizar los efectos que su consumo tiene después de una comida. Es importante que nos paremos a analizar esto, pues muchas son las personas que lo toman como un hábito y no saben realmente los efectos que tienen en su cuerpo.
Antes de nada debemos saber que partimos con la premisa de que las infusiones son un producto totalmente natural que en cantidades normales no tiene efectos negativos para el organismo, pero tampoco debemos abusar. Además de esto el hábito es algo a tener en cuenta con este tipo de sustancias, ya que el efecto que va a llevar a cabo en nuestro organismo lo conseguirá poco a poco, ya que se trata de algo acumulativo.
Una vez hechas algunas aclaraciones al respecto de las infusiones es importante que sepamos algunos puntos sobre la manera en la que nos beneficiaremos de su uso. Uno de los momentos en los que solemos echar mano de estas bebidas es después de las comidas. En infinidad de dietas se recomienda una infusión, sea del tipo que sea, después de comer. Pero muchas veces no sabemos ni su utilidad ni los motivos por los que debemos ingerirlas.
Mejora la digestión
En primer lugar, y si preguntamos a la mayoría de personas que ingieren infusiones después de las comidas, nos dirán que es para hacer mejor la digestión. Esto es cierto, ya que las infusiones tienen por norma general una serie de principios que hacen que se acelere y se mejore el proceso digestivo. Pero es cierto que existen infusiones más adecuadas para esto, como aquellas que contienen sustancias excitantes como la teína o la cafeína, que acelerarán el metabolismo consiguiendo que el proceso digestivo se acelere también.
A estas propiedades hay que añadir otras que las infusiones tienen y que son beneficiosas para la digestión, como el poder de hacer que desaparezcan los gases derivados de la fermentación de los alimentos. Es cierto que infusiones como la menta o el anís nos ayudarán a mejorar el estado de nuestro aparato digestivo en lo que se refiere a los gases, además de ser una buena manera de evitar la hinchazón y la pesadez derivada de digestiones pesadas.
Sensación de saciedad
A estas cualidades hay que sumarle la sensación de saciedad que nos proporcionan las infusiones después de la comida. Esta sensación es la culpable de que cuando nos quedamos con hambre se nos quite y no sigamos consumiendo más alimento y añadiendo calorías a las ya ingeridas. Además, una infusión puede ser el sustituto perfecto de un postre, evitando de este modo que ingiramos altas cantidades de azúcares y calorías vacías que simplemente pondrán en juego nuestra salud.
Por este motivo es muy bueno que después de comer echemos mano de una infusión para así agilizar la digestión y conseguir que los alimentos sean mejor aprovechados por el organismo, además de lograr sentirnos mucho más ligeros a causa de la sensación que obtendremos con esta bebida.
Imagen | daniel villar onrubia
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