Cuando preguntamos a las personas qué es el hambre, siempre responden que es una sensación, que tienen ganas de comer y que únicamente depende de la comida que hayan ingerido o las calorías que hayan gastado y que, dependiendo de la balanza calórica, se tendrá más hambre o no.
A pesar de que en cierta manera, es correcto, el hambre se conforma de muchos factores; nos encontramos con el hambre circadiana (en qué momentos del día se tiene más hambre), hambre anticipatoria (deseo de comer algo), etc.
Con esto, podemos aclarar que el hambre no es solo algo cuantitativo (tengo más o menos hambre), sino que es algo cualitativo; que es construido por una gran cantidad de procesos. Un ejemplo de ello son las personas que cuando pasan cerca de una pastelería, sienten unas ganas terribles de comer algo, aunque no sean conscientes de que ha sido por pasar cerca de la pastelería.
Por otro lado, tenemos personas que el estrés les hace tener mucha hambre y a otras personas les cierra el estómago. Con esto, podemos observar que hay muchos estímulos externos e internos que nos incitan a comer e ingerir calorías de manera inconsciente.
Qué proponemos
Lo que proponemos en este artículo es escribir y anotar cualquier tipo de estímulo que nos incite a comer de manera impulsiva o compulsiva. Por ejemplo, si sabemos que pasar por un restaurante específico puede causarnos ganas de comer y aumentar nuestra ingesta calórica, puede ser bueno anotarlo y saber que no tenemos que pasar por ahí (cambiarse acera por ejemplo sería buena idea).
Si sabemos que el estrés nos da hambre, anotar los estresores que generan esa necesidad compulsiva de comer nos ayuda a generar estrategias con la finalidad de evitarlos y/o afrontarlos. Cuando anotamos y escribimos qué hace que cambie nuestra conducta, podemos tomar consciencia de ello y cambiarlo.
Muchas personas creen que están comiendo menos de lo que realmente creen. Muchas veces he escuchado en consulta "yo como poco y aun así no bajo de peso", pero cuando empezamos a anotar todo lo que se come, las calorías ingeridas sobrepasan por mucho lo que las personas piensan.
Esto es algo que se puede extrapolar a otros ámbitos de la vida, y no solo en la nutrición. Por ello, si aún no lo has probado, sería buena idea que bajaras a la papelería más cercana, comprases una libreta y un boli, y anotases este tipo de cosas para aprender a combatir aquellos estímulos que inciten una ingesta de calorías.
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