Los ronquidos son molestos todo el año, eso es innegable. No solo roncar puede ser problemático para nuestro correcto descanso, sino que dormir con alguien que ronque también lo es. Esta situación se ve agravada con la llegada del verano. Si ya roncas o duermes con alguien que ronque, este problema puede verse incrementado.
A esto se le añade la magia de las ventanas abiertas: que nosotros durmamos con la ventana abierta y nuestro vecino haga lo mismo, y uno de los dos - o ambos - ronque puede provocar una noche amenizada por sonidos no demasiado agradables. Por eso, desde Vitónica vamos a contaros todo lo que sabemos sobre los ronquidos, cuáles son las causas y si hay alguna solución para conseguir dormir bien toda la noche.
Por qué roncamos
Mientras estamos durmiendo, los músculos de nuestra garganta se relajan. Especialmente, cuando estamos boca arriba ya que la mandíbula y la lengua se desplazan un poco más hacía atrás obstruyendo así el paso del aire de la nariz a la garganta.
Esto nos obliga a respirar por la boca ya que dificulta la entrada y salida del aire de los pulmones. Esto quiere decir que, al obstruirse el paso del aire a la garganta, este tiene que pasar por una vía más estrecha. Esta situación provoca que se cree una vibración en el velo y la úvula - ambos tejidos del paladar - lo que genera un sonido como gangoso.
Al tener que respirar por la boca, esta se seca cada vez más lo que hace que las vibraciones sean mayores y por tanto el sonido que se cree sea más fuerte. Esto es lo que conocemos como ronquido.
Las causas de los ronquidos: estos son los culpables
No se conoce exactamente las razones por las que algunas personas roncan y otras no, pero existen una serie de factores que favorecen la aparición de los ronquidos o, al menos, aumentan el riesgo de que lo hagan.
Existen múltiples causas que pueden afectar en la aparición de los ronquidos
Sobrepeso: tener un exceso de peso provoca que el cuello tenga más tejido. Cuánto más tejido, más se presionan las vías respiratorias al dormir y, por tanto, más posibilidades de acabar emitiendo ronquidos.
Apnea del sueño: este tipo de trastorno del sueño provoca que quien lo sufre deje de respirar - parcial o completamente - durante unos segundos. Los ronquidos pueden aparecer una vez el enfermo vuelve a respirar de manera regular.
Tabique nasal: sufrir algún tipo de deformación en el tabique nasal, ya sea de nacimiento o causado por un golpe, también puede causar que se ronque más de noche. El tabique nasal separa las fosas nasales, por lo que una desviación en esta puede afectar a la entrada del aire. Al estar tumbados, esta situación se ve incrementada, por la posición de nuestra lengua y garganta.
Menopausia: la menopausia puede provocar que se aumente la cantidad de grasa acumulada en la base del paladar. Esta podría ser la causa de que algunas mujeres comiencen a roncar posterior a la aparición de la menopausia.
Resfriados o alergias: los resfriados o las alergias pueden provocar que se taponen las vías respiratorias, facilitando la aparición de ronquidos durante la noche. Este tipo de causa sería temporal, mientras dure el resfriado o la parte más grave de la alergia.
Algunos medicamentos: existen algunos medicamentos, especialmente los que deprimen el sistema nervioso, que pueden provocar que se ronque. Igual que en los resfriados, la duración de esta situación es transitoria.
Consumo de alcohol: entro otros efectos del alcohol, puede provocar que se relajen los músculos de la garganta. Esto aumentaría el efecto de la postura al dormir, generando una mayor vibración.
Fumar: el consumo de tabaco y la inhalación del humo hace que las vías respiratorias se vean afectadas, irritándolas. Esto afecta a los músculos del cuello y, además, hace que boca y garganta estén más secas por lo que la vibración se incrementa.
Las claves para prevenir los ronquidos
En verano, con el calor y el agobio pueden empeorar nuestros ronquidos. La realidad es que no siempre se puede evitar que surjan estos sonidos tan poco agradables, pero sí que podemos hacer cosas para reducirlos o para prevenir algunas causas que provocan su aparición.
Para empezar, lo más básico es intentar mantenernos alejados del alcohol y del tabaco. Dejar de fumar y de beber alcohol tiene efectos positivos en nuestro organismo y uno de ellos es que previene la aparición de ronquidos o, al menos, reduce su intensidad.
Otra de las soluciones posibles es procurar no dormir boca arriba. Esta posición favorece que se cierre la vía entre las fosas nasales y la garganta. De ser posible, es preferible dormir de lado.
Preferiblemente se debe dormir de lado en vez de boca arriba para evitar el cierre de la garganta
En casos de sobrepeso, lo ideal es que intentemos perder algo de peso. Esto reducirá la grasa acumulada en nuestro cuello, lo que rebajará la presión sobre nuestra garganta al dormir. Además de una reducción de los ronquidos, también notaremos múltiples beneficios para nuestro organismo y nuestra salud.
En algunos casos, si la causa no es ninguna de las anteriores, se puede utilizar una férula que recoloque nuestra mandíbula. Este tipo de férulas ayuda a que dejemos de respirar por la boca, lo que acabaría con las vibraciones en el paladar que generan los ronquidos.
Por último, en casos en los que la causa es la desviación del tabique nasal o problemas de adenoides, es posible que sea necesaria cirugía para poder darle solución a esta situación.
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