Para muchos alérgicos la llegada de la primavera supone el principio de unos meses incómdos: con la floración de algunas plantas, el buen tiempo y las ganas de pasar tiempo en el exterior llegan los picores, los estornudos, la irritación de ojos y, en los casos más severos, los ataques de asma.
Si es tu caso, lo principal es que acudas al médico para que te recomiende un tratamiento que te ayude a reducir el impacto de la alergia. Pero además de los medicamentos, hay algunos pequeños trucos que puedes poner en marcha en tu día a día y que te ayudarán a pasar mejor estos meses.
Gafas de sol
Y cuanto más grandes, mejor. Piensa en ellas como una barrera entre el polen y tus ojos. No lo bloquearán del todo, pero sí que te ayudarán a que un paseo al aire libre no se convierta en un absoluto suplicio de picores y lagrimeo.
Además, los ojos afectados por la alergia normalmente son más sensibles también a la luz solar. De esta forma palías ambas cosas.
Infórmate del recuento de granos de polen diario
La mayoría de los servicios meteorológicos informan cada día no solo de las temperaturas, las precipitaciones y el viento, también de los niveles de polen (y de contaminación) que se esperan para ese día. Si eres alérgico, esta información puede ayudarte a planificar tu rutina, evitando hacer actividades al aire libre los días con más riesgo.
Evita las horas de sol
Si te gusta hacer cosas al aire libre, como salir a correr, montar el bici o bajar a la terraza de tu barrio a tomarte algo con tus amigos, evita las horas centrales del día, cuando el polen tiene su recuento más alto, y opta mejor por el atardecer, cuando hay menos granos de polen en el aire que te puedan provocar una reacción alérgica.
Controla la entrada de polen en tu casa
El polen se puede adherir a tu ropa o a tu pelo y, así, entrar en tu casa hasta el dormitorio, impidiendo que haya lugares en tu casa donde no sientas los síntomas de la alergia.
Impedir completamente la entrada de polen es difícil, pero sí puedes mitigarla tomando medidas como dejar los zapatos de la calle en la puerta de casa, así como la ropa que traigas puesta y cambiarte a otra que uses solo en casa. Ten especial cuidado de no meter ropa de la calle en tu dormitorio para intentar mantenerlo limpio de polen.
Controla (todavía más) la entrada de polen en tu casa
Además de quitártelo de encima al entrar, hay otras cosas que puedes hacer. Para empezar, mantén las ventanas de tu casa cerradas, especialmente en las horas de sol. Es mejor que te acostumbres a ventilar por las noches, cuando hay mucho menos polen en tu casa.
Instala filtros especialmente indicados para el polen en los aparatos de aire acondicionado si tienes, y asegúrate de aspirar bien alfombras, moquetas y sofás cada pocos días, por lo menos una vez a la semana.
Lava y cepilla a tus mascotas
Si tienes mascotas, ellas son otra vía de entrada de las alergias. Primero porque ellas mismas pueden provocártela y segundo porque el polen puede adherirse a su pelo y así entrar en tu casa.
Así que, si vives en una casa con jardín, intenta que tus mascotas se queden fuera, y si entran en tu casa, que lo hagan solo a una o dos habitaciones, de forma que el polen no termine diseminado por todo el espacio.
Además, lávales y cepíllales a menudo para que el polen no se acumule en su pelo durante semanas.
No fumes y evita el humo
El humo del tabaco es perjudicial por muchos motivos: aumenta el riesgo de padecer enfermedades pulmonares, cardiovasculares y cáncer, entre otras. Además, irrita las mucosas y las hace más vulnerables a los alérgenos, como el polen, el polvo o el pelo de tus mascotas.
Por eso, es una buena razón (otra más) para dejar de fumar. Si no fumas, evita los lugares donde haya otra gente fumando y se acumule el humo.
Imágenes | Unsplash
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